Feijóo logra 172 apoyos, estériles para ser investido y deshacer la alianza de Sánchez y los separatistas

La primera votación, en la que el candidato requiere mayoría absoluta (176 diputados) para ser investido presidente, ha terminado como preludio de la que tendrá lugar este viernes, 48 horas después, en la que el aspirante a gobernar necesita solo más síes que noes. No obstante, esta posibilidad, salvo sorpresa mayúscula, está también descartada, porque el resto de partidos (PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV y BNG) votarán en contra de Núñez Feijóo y reúnen 178 escaños.

Una vez se consume el anunciado fracaso de la investidura, el reloj para la repetición electoral comenzará a correr. Contando desde este miércoles, día de la primera votación, Sánchez dispondrá de dos meses para conseguir los apoyos necesarios para ser investido. De momento, el Rey Felipe VI realizará ya a comienzos de la semana que viene una nueva ronda de consultas —siempre que el viernes decaiga la intentona de Núñez Feijóo— para decidir si algún dirigente reúne respaldos suficientes para ser nombrado candidato.

Más allá del resultado, los dos días de debate de la investidura de Núñez Feijóo han dejado momentos de gran tensión, donde el presidente del PP ha asentado su liderazgo en dos jornadas en las que se ha ganado un unánime aplauso interno. Si este martes la sesión estuvo marcada por el elefante en la habitación, la amnistía que los separatistas exigen a Sánchez para que repita en el cargo, este miércoles se ha hablado de «la ballena en la piscina». De esa manera, el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, le ha reprochado al líder popular su dependencia de Vox.

La incompatibilidad de Vox y PNV, agua y aceite, es hoy el mayor obstáculo para que Núñez Feijóo sea presidente del Gobierno. Y es que los cinco escaños de los nacionalistas vascos eran suficientes para rebasar la mayoría absoluta, como ha remarcado Esteban en un cara a cara más crudo de lo que se esperaba. El presidente del PP, que este miércoles respondía a Bildu, PNV y Grupo Mixto, se ha esforzado en distinguir al PNV de Bildu, a quien se ha negado a «blanquear», en un último intento de cortejo frustrado, en palabras de Esteban, por los 33 de Vox.

Núñez Feijóo se ha erigido sin duda en el ariete contra la amnistía, tras emplear este martes casi la mitad de su tiempo en criticar que el Gobierno en funciones, que antes del 23J tachaba de «inconstitucional» la petición de los separatistas, se abra ahora a ceder este extremo a los independentistas a cambio de su sí a la investidura. La vicepresidenta en funciones Yolanda Díaz, líder de Sumar, llegó a volar a Waterloo (Bélgica) para reunirse con el prófugo Carles Puigdemont, cuyo partido, Junts per Catalunya, es un elemento indispensable para que Sánchez sea presidente. Él, Puigdemont, sería el primer beneficiado por la amnistía al 'procés'.

Con el líder del PP crecido y muy crítico con la deriva del PSOE —que con cada curso que pasa asume una nueva cesión a los autores del intento de secesión del año 2017—, Sánchez desapareció y se escondió detrás de un diputado raso, Óscar Puente, para dar la réplica a Núñez Feijóo. Díaz siguió la estela del presidente en funciones y cedió su intervención a su portavoz, Marta Lois. En un debate de investidura, los líderes de la segunda y la cuarta fuerza nacional no vieron oportuno intervenir. El PSOE calló sobre la amnistía y Sumar la bendijo. Al margen de esto, Núñez Feijóo lanzó un guante, pensando quizás en el futuro, tanto a Junts como al PNV, que en el pasado —cuando Junts era CiU— no dudaban en sostener Gobiernos populares.

Pero Míriam Nogueras (Junts) lo despreció este martes y Esteban ha hecho lo propio este miércoles, aunque en su caso por la presencia de Vox en la ecuación, sin cuyos 33 votos Núñez Feijóo tampoco podría ser presidente. El líder del PP se mostró firme ante el independentismo catalán —también tuvo sus más y sus menos con Vox, a quien le dijo que no renunciará a intentar llegar a acuerdos con el PSOE— y hoy ha sido duro, muy duro, con Bildu. Hacía tiempo que un candidato a presidir el Gobierno no se dirigía con esa vehemencia a la coalición que integra a Sortu, partido heredero de la ilegalizada Batasuna, antiguo brazo político de la extinta banda terrorista ETA.

En un contundente rifirrafe con la portavoz de Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, Núñez Feijóo le ha recordado su condena por enaltecimiento del terrorismo cuando esta le ha echado en cara que el PP esté, a su juicio, en el lado contrario a la defensa de los «derechos humanos». «Para mí todo lo que diga Bildu que no venga precedido de una disculpa real a todas las víctimas de ETA y una colaboración para esclarecer todos los asesinatos de ETA no tiene ningún valor. No crea usted que me ofende. Me preocuparía mucho que nos votasen. Los votos de Bildu se los dejo al señor Sánchez, yo no los quiero», ha contestado Núñez Feijóo a Aizpurua. El líder del PP sabía de antemano que su investidura está condenada al fracaso, pero la ovación que le ha brindado su bancada es sintomática de que los estados de ánimo no siempre coinciden con los resultados.