Un PP alineado celebra el «regalo» del PSOE
Feijóo recibe el respaldo del poder institucional de su partido y su discurso es apoyado de forma unánime por las distintas sensibilidades que anidan dentro de su formación
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Madrid
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Iniciar sesiónLa sensación general en el Partido Popular tras la primera sesión del debate de investidura fue de gran satisfacción. Quedan todavía muchas horas hasta la segunda votación del próximo viernes, pero el discurso inicial de Alberto Núñez Feijóo recibió el aplauso unánime del partido. « ... Solidez» y «contundencia» fueron algunas de las valoraciones más repetidas.
El PP quiso exhibir músculo. Prácticamente todos sus presidentes autonómicos acudieron al Congreso de los Diputados para escuchar al líder de su partido desde la tribuna de invitados, donde estrenaba su asiento reservado el presidente del Senado, Pedro Rollán. También estaba presente el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Y la nueva presidenta de la Federación de Española Municipios y Provincias, la alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo. En el receso, tras su primer discurso, Feijóo almorzó con todos ellos.
Uno de estos presidentes autonómicos advertía que estos debates «se ganan o pierden en las réplicas, pero la intervención ha sido muy sólida». Quedan días de debate. Pero, de momento, «vamos bien», en palabras de un cargo medio del PP habitualmente puntilloso con la estrategia de esta dirección.
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Fue también bastante común un diagnóstico sobre el discurso de Feijóo: «Muy bien el principio y el final, que era más político». La intervención inicial no llegó a las dos horas. Pero la parte central, destinada a las propuestas programáticas, se hizo algo larga. En Génova justificaban que, como candidato a la presidencia, era obligado presentar un proyecto.
Lo que más gustó en la bancada popular fue un punto en la parte final del discurso, en el que se dirigió en concreto a los independentistas conservadores: «Señores del PNV y de Junts, a mí no me han votado para entregarles la autodeterminación o la amnistía. ¿Les han votado a ustedes para que se aplique la política económica de Podemos? ¿En serio?». El planteamiento gustó mucho porque anticipa un Partido Popular que va a intentar mejorar posiciones en esos territorios.
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En el partido agradó el discurso de Feijóo porque representó a todas las sensibilidades que conforman la derecha. Una diputada destacaba «la parte de la igualdad entre españoles, pero también de oportunidades» en tanto que representa «una nota más social de lo que acostumbra el PP». También gustó en la parte formal: «Para ser su primera vez en el Congreso, el dominio de la escena ha sido buenísimo», reflexionaba uno de sus barones territoriales.
Por la tarde todo fue inundado por la sorpresa de que Pedro Sánchez decidiese no intervenir en su turno y que por el grupo parlamentario socialista lo hiciese el exalcalde de Valladolid Óscar Puente. Este lunes, en el núcleo íntimo del líder gallego, esta posibilidad estaba encima de la mesa. Fuentes populares lo corroboraban así en la víspera del debate. También hubo discusión reglamentaria sobre la posibilidad de que los socialistas pudieran intentar intervenir dos veces: en el turno del grupo parlamentario y en el del Gobierno. El consenso tras ese análisis es que no podrían hacerlo porque el debate de investidura está especialmente tasado sin contemplar esta posibilidad, que sí se permite en un debate ordinario.
Pero el PSOE despejó esa incógnita con su decisión. Génova la recibió como «un regalo». Pese a suponer un cambio sobre el guión que Feijóo consideraba más probable, el PP tuvo más de 40 minutos para preparar la réplica: «Me pidió usted seis debates durante la campaña y ahora no se atreve a hacer el segundo». Para el PP ahí se terminó el debate en términos de relato: Sánchez no se atreve a dar explicaciones sobre la amnistía. Además creen que el estilo de Puente puede ser efectivo en clave interna, pero que, unido al desplante de Sánchez, configura una mala decisión a ojos de la mayoría de la gente. «No he visto mayor indecencia jamás. El discurso de Puente es una invitación a la confrontación social», decía una presidenta autonómica. «Es despreciable, un aprendiz de follonero», apuntaba otro. «No tiene nombre. No es un desprecio a Feijóo, sino al parlamentarismo», apuntaba un alto cargo de Génova. Desde la séptima planta del PP recuerdan que nunca en una investidura había sucedido algo así. Y solo encontraban un precedente: la moción de censura del PSOE a Suárez en 1980: «Cometió el error de no intervenir y comenzó su final».
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