El embargo de armas en Podemos: «Si no hacemos esto, no salimos en ningún lado»
Moncloa se enrocó con el veto a Israel y «no cambió ni una coma del decreto». «Nos tocó movernos a nosotros»
Podemos claudica y salvará el «embargo 'fake'» de Sánchez a Israel
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Iniciar sesión«Todo podía caer, pero al final todo salió». Esta frase pronunciada por fuentes gubernamentales define a la perfección el estado de ansiedad que acompaña a cada votación, a cada negociación que se impulsa desde el Gobierno en una situación de mayoría parlamentaria precaria. ... En Moncloa viven al día, no ubican un horizonte más ambicioso que superar las próximas 24 horas y afrontan con resignación la relación con unos socios de investidura que responden a sus propios intereses y susceptibilidades. Pedro Sánchez salvó este miércoles una jornada que parecía aciaga, en su inicio, y que acabó reivindicando como el mejor ejemplo de «un Gobierno que funciona».
En el Ejecutivo recelan de quienes les atribuyen «suerte» en el desempeño de sus facultades y reivindican el «trabajo que hay detrás, cuando las cosas salen bien», pero lo cierto es que para desbloquear el decreto del embargo de armas y la aprobación de la ley de movilidad sostenible hubo más estrategia que negociación. Fuentes conocedoras del desarrollo de las horas decisivas reconocen a ABC que «el Gobierno aguantó hasta el final». «Echaron un pulso y lo ganaron», señalan.
En la relación con sus socios, en concreto con Podemos, Moncloa ha optado por aplicar la técnica del aislamiento. Esto es, llevar cerrado cualquier acuerdo con una mayoría suficiente –a excepción de los cuatro diputados morados– para endosarles toda la presión, derivada de la responsabilidad, de hacer decaer la medida. Esta fue la táctica aplicada con el embargo de armas.
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«No ha habido manera, no han cambiado una coma del decreto», reconocen fuentes de la formación que dirige Ione Belarra sobre la incapacidad de Podemos para acercar al Ejecutivo a sus posiciones. «Nos ha tocado a nosotros resolver la papeleta», aseguran, en referencia al cambio discursivo que tuvieron que perpetrar en apenas unas horas. De hablar de embargo 'fake' a reconocer que no serían «la excusa del PSOE para no hacer nada y para seguir manteniendo las relaciones militares con Israel».
En Moncloa asumieron que los morados necesitaban su espacio para ir girando y se lo dejaron. «Nosotros hemos hecho nuestro trabajo y ahora les toca a ellos posicionarse», aseguraban. En el Ejecutivo siempre sostuvieron que los morados acabarían permitiendo la convalidación del embargo de armas, porque políticamente no podían permitirse dejarlo caer. «Su electorado no lo entendería».
Entonces, ¿por qué elevar tanto el tono para acabar plegándose? En Podemos oficialmente mantienen que avalar el veto a Israel permitirá la comprobación palmaria de que «esto es un embargo 'fake', porque va a seguir habiendo compraventa, contratos y tránsito de armas»; pero en privado, reconocen a este diario que todo obedece a una estrategia para mantener la tensión mediática. «Si no hacemos esto, no salimos en ningún lado», dicen. En un momento de máxima competición en el ámbito de la izquierda a la izquierda del PSOE, los morados tratan de reivindicar su autenticidad frente a Sumar y saben que poner en dificultades al Gobierno es lo que les genera un mayor foco de atención en la opinión pública.
La ley de movilidad sostenible sí estuvo más trabajada. Al contrario que el embargo de armas, que se movía en el terreno de lo cualitativo, por el valor simbólico que tenía la decisión de avanzar en la ofensiva contra Netanyahu y por el convencimiento de que Podemos no podría oponerse; la viabilidad de la norma impulsada por el Ministerio de Transportes obligó a un esfuerzo adicional de negociación y contactos, a varios niveles, por su peso cuantitativo: en juego había 10.000 millones de euros en fondos europeos.
Las fuentes consultadas revelan que en Moncloa «aguantaron hasta el final» y que el pacto se desbloqueó 'in extremis' con el propio ministro Óscar Puente, al que Belarra le había lanzado un «toque de atención en público» días antes por la falta de interlocución. La abstención a la norma se saldó con acuerdo para reforzar la protección medioambiental en la ampliación del aeropuerto de El Prat y un eventual retraso en el comienzo de las obras. Sin embargo, lo que para Podemos suponía «aplazarlas» hasta el 2031, no aportaba «ninguna novedad» para Transportes, que aseguró que este era ya el calendario previsto, por lo que no habría que reprogramar los trabajos en ningún caso.
En las conversaciones no solo intervino Puente, también tuvieron un papel relevante el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, y dos de los 'desatascadores' habituales de Sánchez, los encargados de mantener viva la relación con los socios: María Jesús Montero y Félix Bolaños. En el Ejecutivo reivindican esta forma de negociar. Discreción y reservar a cada uno su espacio, de manera que sean el resto de formaciones quienes rentabilicen los anuncios, mientras que el Gobierno consigue sobrevivir otro día más. «Hemos ganado 112 de 119 votaciones», se vanagloriaban en Moncloa, tratando de disipar la sensación de inestabilidad que les acompaña desde que arrancó la legislatura.
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