Díaz despacha a Podemos en dos fotos y se funde en abrazos con Más Madrid

Díaz llegó frente a la Ermita de San Isidro, en el Paseo de la Ermita, y atendió a los periodistas mientras unas cinco personas empezaron a gritarle: «¡Fuera, fuera!» Fue entonces cuando a alguien de su equipo se le ocurrió responder con «¡presidenta, presidenta!» que, seguido por algunos simpatizantes, envalentonó más los vituperios y sirvió para que no se escuchara nada.

Salvados los micrófonos por la cancelación de ruido, Díaz zanjó y empezó a subir la cuesta hacia la pradera. Se supone que el paseíllo iba a ser con Podemos, pero no se encontraron. Qué cosas. Cuando llegaron al primer escenario, abarrotado de gente que bajaba de los puestos de comida, su equipo prefirió dar la vuelta para evitar barullos.

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Gregoria Caro

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«¿Quién es esa?», dijo una mujer; y su marido, desinteresado, respondió: «Yo que sé, una rubia con una niña». Díaz iba acompañada de su hija, risueña como ella, vestida con el traje tradicional de la festividad castiza.

Pocos segundos después aparecieron los candidatos de Podemos a la comunidad y la capital. Alejandra Jacinto y Roberto Sotomayor tuvieron que hacerse paso a codazos entre la multitud para llegar a Díaz. Y atención a la gestualidad, que la carga el diablo. Dos besos para cada uno y sonrisas. «Unidad, Yolanda, unidad», dijo alguien que pasó por allí.

Luego, un par de fotografías. Pero, en menos de dos minutos, adiós. A la política gallega le faltó decir la de «marcho que teño que marchar». Era la hora de encontrarse con Más Madrid. Y se despidió.

Durante media hora hubo una Yolanda Díaz errante por la Pradera de San Isidro que se hizo decenas de fotografías con quienes se acercaron a pedírselo. E incluso besó a más de un bebé. «Es como Dios, está por todos los lados», espetó una chulapa al cruzase con la vicepresidenta. Nunca quedó claro si lo dijo para bien o para mal.

Mónica García y Rita Maestre, presidenciable y alcaldable de Más Madrid, estaban lejos y hubo que hacer tiempo. Ya cerca del escenario grande, aparecieron. Díaz y García se fundieron en un abrazo. Y lo mismo hizo la vicepresidenta con Maestre, con Íñigo Errejón, ex de Podemos, y con Carla Antonelli, ex del PSOE.

La líder de Sumar se quedó en la caseta de Más Madrid haciendo más fotos, tirando más besos y brindando con cerveza. «Presidentas, presidentas», les gritaron simpatizantes a Díaz y a García. Díaz fue cariñosa con Podemos, pero la alta complicidad con Mónica García y Más Madrid no puede ocultarla. Salta a la vista.

El año pasado, ya se retrató con la líder de Más Madrid del brazo por las mismas fiestas. Las comparaciones son odiosas. Pero con Sotomayor y Jacinto Díaz no tiró ninguna caña.