El día después de un secuestro
ANÁLISIS
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JOSÉ CABRERA
Aunque aún es pronto para entender lo que los dos secuestrados pasaron, vivieron y sintieron durante prácticamente nueve meses, hay algunas claves que podemos poner encima de la mesa como profesionales de la Salud Mental.
En primer lugar estamos ante dos adultos ... con formación, con espíritu de entrega y sacrificio demostrado en sus acciones solidarias, con experiencia y con las ideas claras, esto debió servirles de gran ayuda en la soledad del cautiverio. Pero junto a ello los daños físicos, el miedo a morir en cualquier momento, las penalidades morales, la lejanía de los suyos, la desesperanza y lo injusto de la acción debieron pasar factura.
En términos técnicos ambos presentarán un Trastorno por Estrés Postraumático que tendrán que superar con ayuda profesional, apoyo familiar y de amistad, y que sufrirán con insomnio, pesadillas recordando lo pasado, un estado de tristeza cercano a la depresión, un sentimiento de desconfianza generalizado, ocasionales crisis afectivas y probablemente alteraciones psicosomáticas. Será pues preciso un tratamiento médico, psiquiátrico y psicoterapéutico, que dependerá en su intensidad o eficacia de la fuerza moral con la que ambos hayan vivido el secuestro.
Muchas son las preguntas que se harán aun en libertad: ¿Por qué nosotros? ¿Quién nos ha salvado en realidad? ¿Cómo viviremos ahora tras lo sufrido? ¿Tiene sentido el esfuerzo de la solidaridad en estas condiciones? ¿Fue un tiempo perdido?... en cualquier caso este tiempo pasado no es recuperable, ¿mereció la pena? Lo que es seguro es que ya no serán los mismos.
JOSÉ CABRERA ES PSIQUIATRA
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