Qué tiempo hará este verano en los destinos turísticos del Mediterráneo: el pronóstico de uno de los mayores expertos de España

No obstante, la tendencia a medio y largo plazo apunta a que estos fenómenos de riesgo para la salud e incomodidad para los desplazamientos y las estancias serán cada vez más frecuentes, por el cambio climático.

En una extensa entrevista difundida por Turisme de la Comunitat Valenciana, departamento de la Generalitat, Olcina describe en estos términos la situación meteorológica previsible para los próximos meses: «Los pronósticos estacionales nos hablan de un verano que va a volver a ser caluroso, pero no tan tórrido como el de 2022. Tenemos que acostumbrarnos a que nuestros veranos, en el litoral mediterráneo cada vez van a ser menos confortables térmicamente hablando»

Por esta dinámica nueva, este experto recomienda ya ir preparándose para nuevos episodios en los que los termómetros se dispararán. «Eso nos obliga a ir adaptando nuestras ciudades y nuestras viviendas a este mayor calor prolongado que ya se registra y que va a ir a más en las próximas décadas», augura, con más perspectiva.

En este pronóstico provisional, se extiende algo más hasta la siguiente estación, aunque en este caso hay más incertidumbre entre los especialistas en clima. «Para el otoño los pronósticos todavía no son concluyentes. Hay modelos que señalan el desarrollo de precipitaciones abundantes y otros que indican el mantenimiento de las condiciones de sequía», precisa, más centrado en las precipitaciones que en las temperaturas, sin tanta relevancia en esa época del año.

De estos cálculos también depende la actividad turística por el agua, cuyo suministro está garantizado para el verano por las reservas de las precipitaciones del año pasado en primavera, que recargaron los acuíferos.

Aunque esa tranquilidad podría truncarse. «Habrá que hacer un seguimiento de la modelización atmosférica para el otoño en las próximas semanas, porque del comportamiento de las lluvias que registremos en el próximo otoño va a depender la necesidad de adoptar medidas más restrictivas en el uso del agua, tanto en agricultura como en las ciudades», detalla Olcina.