Una patrulla se dirigió hasta el lugar de los hechos y allí los testigos les contaron lo sucedido y pudieron comprobar los daños en la puerta del portal. Los agentes siguieron las manchas de sangre y llegaron hasta la cuarta planta del edificio, donde encontraron a una mujer discutiendo con los vecinos.
La mujer tenía la cara y las manos llenas de sangre y se encontraba en un estado de alteración «muy elevado». Los agentes trataron de calmarla para saber qué había sucedido y los vecinos les indicaron que la otra mujer implicada vivía en la planta de abajo.
Tras entrevistarse con la otra parte, esta manifestó que había estado con su pareja y su hija en una fiesta y que la primera había ingerido una gran cantidad de alcohol y al llegar a casa quiso orinar en el portal. Al recriminarle por su comportamiento, la dejó fuera del edificio y cerró la puerta.
Acto seguido, la mujer golpeó y rompió el cristal de la puerta y accedió al interior del edificio, para alcanzar a su pareja y a la hija de esta. La ahora detenida le rompió la camiseta y le propinó un puñetazo en el pómulo derecho a su novia. Ante la situación, la hija intentó separarlas y ella también recibió un fuerte golpe en el pómulo izquierdo.
Durante la intervención, la mujer comenzó a realizar aspavientos, lanzar puñetazos y patadas a los agentes y tuvo que ser reducida. Fue trasladada a un centro de salud, donde continuó con su actitud y golpeó con la cabeza la mesa del médico de guardia, mientras que comenzó a dar patadas en el interior del vehículo policial. Por todos estos hechos, la mujer, de 31 años, fue detenida y trasladada a dependencias policiales.
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