«Una barbaridad», sentencia el presidente de Asaja-Alicante, José Vicente Andreu, sobre todo, porque todo este flujo de excedentes hídricos desaprovechados viene arrastrado incluso desde hace meses, porque el trasvase del Ebro se derogó hace veinte años y nunca se ha recuperado el proyecto de esa infraestructura.
«El embalse de Mequinenza en el Ebro está a más del 90% de su capacidad, y todo lo que entra sale, pues por seguridad no se puede almacenar más agua», detalla este portavoz del sector agrario. Los últimos datos oficiales del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, en la web embalses.net, reflejan en efecto que este pantano -el más grande la cuenca- tiene acumulados en este momento 1.282 hectómetros cúbicos (93,37%).
Sólo en la última semana, se ha recargado con 63 hectómetros, más de la mitad del 'tijeretazo' que van a sufrir los regantes del Tajo-Segura a partir de 2027, con el incremento del caudal ecológico. Se encuentra trece puntos por encima que en la misma semana del año pasado y también mejor que en la media de la última década, cuando ha estado al 90,3%, lo que también evidencia que en la demarcación del Ebro cuentan de forma estable con recursos, los que faltan en el sureste.
«Y para postre, la semana pasada ha habido una gran nevada en el Pirineo, y para esta habrá más nieve, con lo que dentro de unos días, cuando llegue el deshielo, se espera una crecida del Ebro mucho mayor que la de la semana pasada», subraya Andreu.
Este desigual reparto del agua, o más bien no reparto, se repite con las reservas en otras zonas donde también se encuentran con los niveles a rebosar. «El pantano más grande de la provincia de Cuenca, Alarcón, lleva más de un mes desaguando continuamente y deja ir semanalmente entre 40 y 100 hectómetros cúbicos, una cuestión ya de seguridad, es de locos», continúa el presidente provincial de Asaja, en referencia a este otro embalse, en este caso de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y el que mayor volumen puede almacenar.
De nuevo, se pierden recursos hídricos en unos pocos días que representan tanto o incluso más de los que van se van a quitar a los agricultores de Alicante, Murcia y Almería a medio plazo y sin visos de recuperación, con la única alternativa de más desalación, que el sector ve con escepticismo.
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