La tasa turística de Ximo Puig pone en pie de guerra al sector

Nunca antes habían dedicado críticas tan duras desde el sector a una medida económica, sobre todo, por lo poco oportuna que resulta cuando el sector turístico vive su relanzamiento después de la crisis arrastrada más importante de su historia, tras dos años de pandemia del coronavirus.

«Nos deberíamos ahorrar la mala imagen que estamos dando con ese mensaje de impuestos se está generando una sensación de que los turistas molestan y no son bien recibidos, todo lo contrario a nuestro espíritu de hospitalidad», se lamentó el presidente de Hosbec, Toni Mayor . Este nuevo Impuesto Valenciano sobre Estancias Turísticas oscila entre los 50 céntimos y los dos euros, según el tipo de alojamiento, desde los campings y otros establecimientos hasta los hoteles de cuatro estrellas. La propuesta de ley se registró en las Cortes Valencianas el pasado lunes por los grupos del PSPV, Compromís y Unides Podem , y entrará en vigor en enero de 2024, aunque mientras, los ayuntamientos pueden empezar a recaudar dos tramos de forma voluntaria.

Tanto populares como Ciudadanos y Vox mostraron su oposición desde que se anunció su implantación. En el caso del PP , los alcaldes de tres de los destinos con más afluencia de visitantes – Benidorm, Torrevieja y Alicante – ya anticiparon que no iban a cobrar la tasa turística. «No y nunca», zanjó con contundencia Toni Pérez , mientras que Eduardo Dolón se negó «rotundamente» a aplicar este «sinsentido», igual que Luis Barcala , con un «rechazo frontal» al «arbitrario» impuesto.

Ni siquiera en el seno de la coalición de gobierno liderada por Ximo Puig había consenso para llevar adelante este tributo. Los socialistas frenaron a sus socios nacionalistas y de la formación morada hasta que la imagen de división interna desembocó en un pacto para suavizar la tasa y que tenga carácter «voluntario» y dependa en última instancia de cada ayuntamiento, al menos por ahora.

Ni el propio presidente Puig la quiere. Ya se ha alineado con los municipios insumisos que no la piensan cobrar. «No es el momento», declaró paradójicamente para una norma de su gobierno. Igual que su máximo responsable de Turismo, el secretario autonómico Francesc Colomer , que expresó su esperanza de que no se llegue a aplicar. En definitiva, la prueba de que los socialistas asumen la imposición de sus socios de gobierno.

Y el parche de que sea voluntaria tampoco convence a los empresarios: «No damos crédito al empecinamiento de los diputados del Botànic, que continúan con su particular venganza contra todo lo que huela a turismo en forma de un nuevo impuesto a las estancias en el peor momento que está atravesando la economía en décadas», ahora con la situación de guerra en Ucrania, después del coronavirus.

«No se puede explicar esta actitud de continuar con la tramitación de una tasa turística que nadie quiere y que nadie va a implantar si no es desde el punto de vista de una élite acomodada que vive en un mundo irreal exento de dificultades», según Mayor. La polémica se agudizó entre estos empresarios y el alcalde de Valencia, Joan Ribó (Compromís), quien había calificado su negativa a la tasa como «terrorífica», porque a su entender «no va contra ningún residente ni perjudica a ningún valenciano». Para Hosbec, estas declaraciones «revelan el más absoluto desconocimiento no solo de su ciudad sino del turismo como actividad económica». Y añadieron que «lo terrorífico es que el alcalde no sepa que en Valencia se generan muchas más pernoctaciones en alojamientos de economía sumergida que nunca pagarán tasa y más terrorífico aun que no sepa como funciona el ‘revenue’ en la venta: un solo euro marca la diferencia de posicionamiento de hoteles, como para no hacerlo con un destino que no es Roma ni París».

El presidente del PP en la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón , se alineó desde el principio con el sector y encabeza una campaña en redes sociales con el lema « Stop a la tasa turística » para la difusión de imágenes que muestren el malestar entre los profesionales y los perjuicios de la medida.

También presentarán mociones en ayuntamientos y otras instituciones para tumbar una «tasa ideológica» que repercutirá directamente en el bolsillo de los propios valencianos, ya que representan la mitad de las visitas en alojamientos de la región.

«Nos encontramos frente a una iniciativa arbitraria, lesiva para el sector y que se empeñan en sacar adelante sin importar el negativo impacto que puede traer consigo. Pesan más los intereses partidistas, la ideología de salón y la demagogia más trasnochada que el retorno a la estabilidad de un sector que no está para ocurrencias», abundaron desde la Asociación Provincial de Hoteles y Alojamientos Turísticos de Alicante ( APHA ).