El CIS después del 'adivino' Tezanos: de clavarlo a no dar una
Siempre se dijo que este ente era próximo a los gobiernos de turno, pero «nunca fue tan inevitable», reconocen desde dentro. A la falta de puntería, denuncian, se suman no pocas irregularidades laborales
En la concina de las encuestas: así se elaboran los estudios que pueden cambiar tu voto o destruir una carrera política
Tezanos vuelve a fallar con estrépito en los sondeos del CIS
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Iniciar sesión«Yo pensé que iba a haber una manifestación delante del CIS después de las elecciones», cuenta con retranca un encuestador del ente público. «Esto es el CIS, siempre se nos acusa de estar del lado de quien gobierna, pero es algo a ... lo que estamos acostumbrados», nos dice, cuando le preguntamos por el ambiente tras los resultados electorales, un empleado uniformado en la sede de la histórica institución en la calle Montalbán de Madrid, un enclave privilegiado entre la Puerta de Alcalá, la Cibeles y el parque del Retiro.
Es el cuartel general de las opiniones de España, el centro neurálgico donde se analiza sociológicamente lo que se piensa desde hace seis décadas. Así lo refleja una exposición sobre el 60 aniversario del CIS, el Centro de Investigaciones Sociológicas, abierta al público hasta el próximo 31 de octubre. De la prohibición del cómic de Superman, la muerte de Franco, el divorcio o la guerra de Ucrania.
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Este organismo público lleva preguntando mucho desde 1963. Entonces se llamó OPI, Instituto de la Opinión Pública. La primera encuesta fue sobre Expotur, la Exposición Nacional de Recursos Turísticos, una especie de mini Fitur. Ese mismo año se realizó otra sobre peatones y circulación y al siguiente, una para extranjeros: ¿Cómo veían España? En los primeros años, en plena dictadura, no se preguntaba por intención de voto. De modo que, en el recorrido histórico de la exposición, para saber de estos barómetros, hay que irse a las últimas vitrinas.
En ellas se recogen varias portadas de periódicos referidas a la actual etapa del CIS, la de José Félix Tezanos. Se destacan sus aciertos. Una de ellas es de ABC. Abril de 2019: «Las encuestas acertaron la victoria de Pedro Sánchez, pero el CIS fue el que mejor previó el descalabro del PP», señala el titular de esta Casa. Esas elecciones fueron las últimas en las que el CIS de Tezanos calcó un resultado. Repasamos algunos cambios en la institución desde entonces.
Despidos improcedentes
No se había regulado su relación laboral y en 2021 decenas de encuestadores se fueron a la calle «con una mano delante y la otra detrás»
Las encuestas del CIS ante el pasado 28 de mayo daban como ganador al PSOE y no anticiparon la ola azul que otras empresas demoscópicas, por contra, sí habían vaticinado. Tezanos, presidente de la institución que este año maneja el mayor presupuesto de su historia, con casi 16 millones de euros –para supuestamente, invertir más en las encuestas electorales–, ha opinado al respecto: «No somos una organización de adivinos».
Más allá de lo folclórico del término, algunos antiguos empleados, como Reme, sin embargo, recuerdan que hubo un tiempo en que sí lo eran. Cada noche electoral desde hace más de 30 años, Reme se sentaba delante de la tele e iba cotejando, con una pizca de orgullo, cómo el recuento de votos en su comunidad autónoma prácticamente coincidía con sus notas.
Al principio sólo manejaba unos pocos datos, los que podían extraerse de las encuestas de intención de voto que ella había realizado personal y presencialmente puerta a puerta, para el CIS. Con los años, acumuló más información: se convirtió en la coordinadora de encuestadores en Murcia.
A Reme su hija la llamaba «la taxista», porque se conocía todas las calles de su ciudad. Y los códigos postales, porque así era como este organismo les daba las instrucciones de dónde entrevistar, junto con los perfiles que se requerían para cada encuesta. Hoy, con 33 años de encuestas a sus espaldas en aquella tarea, recuerda esa etapa con el orgullo del trabajo bien hecho: «Iba saliendo lo que habíamos adelantado, que era lo que nosotros habíamos visto».
Nada que ver con las últimas noches electorales en el CIS de Tezanos. Ni en 2023, ni en 2022 con las elecciones en Madrid, Galicia, País Vasco y Castilla y León. En 2019, en las autonómicas madrileñas, las encuestas públicas habían vaticinado un triunfo de la izquierda. Antes, en diciembre de 2018, también había fallado en Andalucía, al no medir bien a Vox. Sus errores, además, siempre se inclinaban hacia un lado: el suyo. Con Tezanos, el PSOE siempre salía bien parado.
Durante años, el Tribunal de Cuentas había estado advirtiendo sobre la irregularidad que se cometía con los encuestadores
Reme habla en pasado del trabajo bien hecho. El engranaje en el que ella trabajaba ya no existe: la antigua red de encuestadores a pie de calle de Murcia, que ella coordinaba, ha desaparecido. Igual que la del resto de comunidades. El CIS las disolvió en septiembre de 2021. Durante años, el Tribunal de Cuentas había estado advirtiendo sobre la irregularidad que se cometía con los encuestadores. Una situación que el CIS de Tezanos había heredado. «La figura del encuestador no estaba reconocida a nivel laboral, los encuestadores trabajaban de una forma relativamente fija, cobrando por encuesta realizada», recuerdan los antiguos trabajadores.
En 2021 este organismo dejó de mandarles encuestas, y de repente, decenas de ellos se encontraron sin trabajo. Su única opción era presentarse a un proceso de selección de la empresa pública Tragsatec, que contrató a unas 200 personas para el puesto de entrevistador. Desde el CIS recuerdan que ahora están regularizados, con convenio, cotizan y tienen vacaciones. «Sí, había que buscar una solución, pero para los que estaban fue la peor», dicen antiguos encuestadores.
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A los que llevaban años no les mantenían la antigüedad, ni tampoco se valoraba su experiencia. Muchos, aunque se apuntaron al proceso, ni siquiera pudieron entrar. «No hay subrogación», destacan desde Tragsatec. «La gente que sostenía la institución se fue con una mano delante y otra detrás», explica Vicente Oya Sánchez, abogado laboralista en Lara Peláez González Abogados y exencuestador del CIS en Jaén. Él trabajó en los sondeos durante cinco años, de 2016 a 2021, para sacarse un dinero mientras estudiaba Derecho.
Ahora lleva 21 casos de antiguos excompañeros. Ha ganado cerca del 85%. Las sentencias que ya son fijas consideran que la relación entre los encuestadores y el CIS es laboral, y declaran como despido improcedente la actuación de CIS, obligando al ente a elegir entre reincorporar a sus encuestadores o a pagar la indemnización correspondiente, optando el organismo por la indemnización en todos los casos.
Para estos fallos se ha tenido en cuenta que se mandaba a cada encuestador las instrucciones precisas de cada sondeo, les daba formación y les entregaban manuales, así como las claves para entrar a los programas informáticos. Además, se les daba una fecha de principio y otra de fin y estipulaba los precios. ¿Cuánto?, preguntamos. «Dependía de la ciudad y la distancia: en tu misma ciudad eran unos 12 euros por encuesta, si tenías que viajar te daban unas dietas. Si estaba lejos podían llegar hasta 40 euros, pero ya tenían que ser muchos kilómetros».
Las encuestas electorales eran las que se hacían con 'deadlines' más apretados, pero las más sociológicas, como violencia de género y otros barómetros, como el de qué preocupa a los españoles podían llevar más tiempo. «Los entrevistadores más antiguos intuían cuándo solían llamarlos para hacer cada encuesta», señala Oya Sánchez. Había gente que, como él, «lo compaginaba con sus estudios», pero muchos lo hacían en exclusiva. «Una vez que las encuestas estaban hechas, se mandaban a Madrid y allí ya el personal laboral o funcionario se encargaba de contabilizar y analizar los datos», prosigue.
El problema era que «nunca se había regulado la relación laboral. Algunos, señala, se tenían que dar de alta como autónomos, en muchos casos sin que fuera económicamente rentable, para poder tener en el futuro una pensión de jubilación, pero otros muchos no podían porque trabajaban a pérdidas».
A la calle y sin paro
En 2020, cuando llegó la pandemia, todos los encuestadores comenzaron a hacerlas vía telefónica. «Para seguir haciendo encuestas en pandemia, tuvieron que apañarse con los ordenadores personales, pues el CIS creó una web y un sistema informático propio, pero no facilitó los medios a los que no tenían», recuerda el abogado. Y en 2021, convocó a los encuestadores en Madrid. «Nos dijeron que se iba a elaborar una bolsa de empleo en la empresa Tragsatec, pero fue de un día para otro, algunos se apuntaron, otros, no, y la gente se quedó sin paro y sin cotizaciones», desgrana.
Entre los casos que Oya Sánchez ha llevado a los juzgados hay varios de encuestadores que acumulaban 40 años trabajando para el CIS y que se quedaron sin trabajo a las puertas de la jubilación. Como Reme, que hoy tiene 66 años. Muchos, nos explican, han tenido que desempolvar facturas y carpetas para poder demostrar los pagos del CIS. La mayoría también siguen conservando sus carnets antiguos, como los que se muestran estos días en la exposición de los 60 años de la institución.
¿Dinero público y estimación de votos?
«No existe en España ningún ente similar al CIS. Hay instituciones como el INE, pero no este tipo de encuestas sociológicas»
En Montalbán, 8, la sede del CIS, no hay encuestadores. Pero con la exposición, y para que el visitante conozca cómo trabajan, se han instalado tres puestos. Son unos pupitres con teléfono y ordenador. Un mini 'call center'. Hay una chica al teléfono. En lo que dura mi visita, no todas las llamadas que realiza logran que la persona al otro lado le atienda. «No todo el mundo está dispuesto a dedicarte su tiempo o a responderte según qué preguntas», explican los antiguos encuestadores del CIS, grandes defensores de pisar la calle antes que de las encuestas telefónicas. Y añaden: «Por teléfono es mucho más fácil decirte que no, o colgarte, o colgarte a media entrevista, con lo que encima has perdido el tiempo, porque esa entrevista ya no sirve».
Al final de las encuestas de intención de voto, nos explica Reme, solía haber un par de preguntas para el entrevistador. «¿Crees que el encuestado te ha mentido? ¿A quién crees tú que va a votar?». Sin embargo, nos cuentan Vicente, Reme o Carlos, exencuestador en Barcelona, lo que más les duele ahora no es ver cómo el CIS falla en sus predicciones electorales. Sino cómo le ha dado la espalda a quienes durante años le ayudaron a recopilar datos.
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El abogado Oya Sánchez lo vive cada día en el juzgado porque el Centro de Investigaciones Sociológicas, a través de la Abogacía del Estado recurre las sentencias que van ganando. Ya tienen algunas firmes. Los tribunales han reconocido que los encuestadores eran personal fijo-discontinuo. «Dependían de un organigrama y los precios venían impuestos, no había autonomía ni eran autónomos, porque no podían decidir condiciones ni precios», señala el abogado. «Hubo gente en Madrid que nos intentó ayudar», cuenta Reme.
También a Tezanos: aseguran que hubo gente que le dijo que algo no se estaba haciendo bien «al interpretar los datos». Volvemos a Montabán, 8. Allí trabajan unas 100 personas. Tezanos, además, se ha rodeado de gente de su confianza, socialistas incluidos. «El CIS es una casa pequeña», nos recuerda un alto directivo del organismo. ABC ha hablado con varios, de diferentes etapas de gobiernos del PSOE y del PP. Coinciden en que se trata de un ente público acostumbrado a «recibir»: «Si estás en el CIS es normal que te zurren».
Pero, sin criticar abiertamente a Tezanos, todos destacan que una de las grandes diferencias entre anteriores presidentes y el actual es que este proviene de la ejecutiva del PSOE. «Normalmente, siempre se acusa al CIS de estar cercano al Gobierno, en este caso es inevitable». Además, inciden en que esta última etapa comienza a ser preocupante en cuanto a lo que barómetros electorales se refiere.
Por Tezanos y por el PSOE, pero sobre todo, por el mismo futuro del ente público. Feijóo, recuerdan, ha hablado de una nueva reforma. «Aunque sería algo que habría que pactar con la oposición, pero ¿quién te dice que, en determinado momento, no podría plantearse el final de las encuestas de intención de voto?», se pregunta un antiguo cargo de la institución.
Expertos en sociología no se explican qué está haciendo Tezanos: «Que trate de innovar no es malo en sí mismo, pero claro, si no te sale bien…»
¿Disparatado? «No existe en Europa ningún ente similar al CIS, hay instituciones como el INE, que recogen datos estadísticos pero no este tipo de encuestas sociológicas», explican. «¿Por qué tener encuestas de intención de voto pagadas con dinero público cuando otras casas de encuestas privadas las hacen mejor?. Es fácil preguntárselo», añaden. De igual forma, coinciden en que la clave de los barómetros en un ente público donde se realizan miles de encuestas y se maneja un presupuesto por encima de los 15 millones de euros, no está en si se hacen de forma presencial o telefónica.
«Se trata de una cuestión metodológica, no de cómo recoges los datos en bruto. La clave es cómo se aplica la llamada 'cocina'. Las entrevistas telefónicas son más rápidas, te permiten recopilar datos de forma más ágil, la cuestión es como los interpretas después. Las encuestas no son nada sin cocina», desgranan. Por eso, como expertos en sociología, no se explican qué está haciendo Tezanos: «Que trate de innovar no es malo en sí mismo, pero claro, si no te sale bien…».
El cabreo del sector
Está en juego no sólo el prestigio de Tezanos, sino el del ente. Y hasta el del sector. En 2020, la asociación Insight + Analytics, patronal de las empresas de investigación de mercados, lamentó públicamente las declaraciones de Tezanos en el Congreso. El presidente del CIS había dicho que había que «cuestionar la validez» de algunas encuestas.
Se refería, en principio, a las de empresas privadas. Sin embargo, el pasado 28 de mayo varias consultoras privadas –como GAD3– se acercaron mucho más a los resultados que el ente que él preside. Quizá la próxima encuesta del CIS sea a sí mismo preguntándose por qué.
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