LA LOSA DEL DÉFICIT LOCAL

Un ayuntamiento catalán se declara en quiebra y no pagará las nóminas

J. G.

La dramática situación financiera de las entidades locales españolas —debían más de 35.400 millones a finales de 2010— comienza a salir a la luz. Un debilidad fiscal de ayuntamientos y diputaciones que, precisamente, fue una de las balas que Moody's disparó el viernes ... para poner en revisión la calificación de la deuda española. Como si de una admonitoria punta del iceberg se tratara, el Consistorio de Moià (Barcelona), de unos 6.000 habitantes, se ha declarado en situación de «quiebra técnica» —el primero que lo hace Cataluña— al no encontrar financiación para su elevada deuda acumulada, de unos 25 millones. De entrada, ha anunciado que no puede pagar las nóminas de agosto del centenar de empleados municipales.

El alcalde de Moià, Dionís Guiteras (ERC), confirmó ayer que su ayuntamiento no puede hacer frente a la grave situación financiera heredada del anterior consistorio —de CiU—, que dejó una deuda de unos 25 millones y no puede ser financiada, puesto que alcanza el 400% del presupuesto, cuando el máximo para poder endeudarse es del 75%.

Según Guiteras, con un presupuesto que en 2009 era de 7 millones, el Ayuntamiento de Moià no tiene margen de maniobra. «Y ya no podemos subir más los impuestos», apostilló. El primer edil, que pidió ayuda a la Generalitat y a la Diputación de Barcelona para poder refinanciar la deuda, culpó de la situación a la gestión realizada por CiU, que a través del anterior alcalde, Josep Montràs, gobernó esta localidad durante 28 años.

Otros 38 en cuarentena El consejero de Economía de la Generalitat, Andreu Mas Colell, aseguró ayer que el Ayuntamiento de Moià «es un caso aislado», y reclamó que «no se haga alarmismo». La vicepresidenta y consejera de Gobernación, Joana Ortega, explicó que la Generalitat tutelará «un plan de viabilidad financiera» del ayuntamiento. Pero pese a las llamadas a la tranquiluidad, la situación de Moià no es precisamente única. El jueves, Ortega tuvo que renunirse con representantes de 38 municipios catalanes que se hallan al borde de la ruina. Una de las recetas que les sugirió la vicepresidenta fue subir los impuestos municipales. Justo lo que CiU dijo en campaña que no había que hacer.

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