«La hamburguesa es un plato poco valorado»

«No estoy en contra de ellos, puedo ir a un McDonald’s, pero no es el mismo producto el que se encuentra ahí que aquí, depende del trato que tú le des a la carne. La hamburguesa es un plato poco valorado», explica Albert Forment, empresario que se asoció hace poco más de un año con su amigo Javier Planas y precisamente con el chef Paco Pérez para traer a Barcelona una moda que en Nueva York y Londres lleva tiempo arrasando: hamburguesas de primera y gin tonics.

La Royale abrió el 24 de mayo del 2011 en la Plaça Camp, en Sant Gervasi, en el otrora local de Can Massana. Desde entonces, poco a poco, con el boca-oreja, se ha ganado un sitio, sino el primero, entre las mejores «hamburgueserías» de la ciudad. Para él y sus socios lo más importante es el producto. «Las piezas vienen enteras, se pulen, se cortan, se pican, se moldean a mano, lo que las hace más jugosas» agrega.

En la carta hay hamburguesas de wagyu, avestruz, ternera, angus, bisonte y atún , lo que hace difícil la elección e invita a volver para probar alguna otra. De primeros, versiones apetecibles del multipremiado chef de la cocina norteamericana: patatas, alitas de pollo, nachos, costillar de cerdo. De postre, un brownie de pecado y una hamburguesa fría en pan brioche, con frutas y chocolate (que parece una hamburguesa con ketchup y todo el kit). Los precios oscilan entre los 25 y los 30 euros por persona.

En el área de la bebida han invitado también a un experto, Rafa Barrera, que atiende a cada mesa con paciencia. En La Royale tienen 25 tipos distintos de ginebra y otros tantos de tónica. Las copas, de 10 a los 18 euros.

Recientemente, los socios abrieron en el local de al lado, Black, un «lounge de caviar», al que se accede con una tarjeta electrónica o a través de los servicios de caballeros de La Royale que amerita una reseña propia.