Las grietas de la «casa gran» del catalanismo

La reedición de la "casa gran" no es más que un intento de volver a cobijar bajo el paraguas de CDC todo un espectro del electorado -desde el catalanismo moderado al independentismo-que en los últimos años ha abandonado Convergència en favor de otras marcas, principalmente ERC, o la abstención. Si Junts pel Sí, la fórmula electoral que unió a CDC y a ERC para los comicios del 27-S, fue un intento coyuntural de armar de nuevo un frente común, la negativa de ERC a reeditarlo lleva ahora al partido de Mas a intentar levantar de nuevo, pero en solitario, una "casa gran" por ahora con más grietas que cimientos.

La primera vez que Mas empleó el concepto "casa grande" del catalanismo fue en noviembre de 2007, cuando una CDC en plena travesía del desierto durante la etapa del "tripartito" y tras el desgaste por la aprobación del Estatut (2006) inició el viraje hacia el independentismo, en ese momento bajo la difusa idea del "derecho a decidir".

Aunque el proyecto se vendió a bombo y platillo, la "Casa Gran" fue cayendo en el olvido de manera progresiva, incapaz incluso de acoger entre sus paredes a Unió Democràtica , que veía con recelo como su socio mayoritario no solo comenzaba a radicalizarse sino también pretendía deglutirlo.

La victoria de CDC en 2010 enterró el proyecto de "casa gran", ya con una CDC en plena cabalgada soberanista, aunque ahora, tras los sucesivos batacazos electorales del partido de Artur Mas, el expresidente comienza a dibujar de nuevo los planos. A la "casa gran" se le llama ahora plataforma, un proyecto que debe confluir, en paralelo a la refundación del partido, en el congreso del próximo junio. Mas, que renuncia a irse, quiere seguir siendo el casero.