ANÁLISIS

Todos menos uno van a jubilarse

Una idea de Cataluña se jubilará con ellos y la única duda es si los catalanes tendremos a cambio un gobierno que tienda al pragmatismo y la estabilidad o continuaremos sin hacer nada

Artículos escritos por Salvador Sostres en Diario ABC

Cataluña es un club de jubilados y la noticia no es que Puigdemont se vaya a retirar si no logra ser presidente. Lo relevante es que lleva siete años en el paro y no ha ganado ningunas elecciones al Parlament. Si ganara las del próximo ... mes de mayo, que no las ganará, sería la primera vez.

Si Aragonès no puede continuar de presidente también tendrá que jubilarse y si no lo hace le jubilará Junqueras a la fuerza, que no está de acuerdo ni con su modo de ejercer el poder ni con los ejes de su campaña y además quiere ser presidente de la Generalitat y calcula que con la amnistía podrá presentarse dentro de cuatro años. Si Salvador Illa no gana, o no puede ser presidente, tampoco tendría sentido que se perpetuara como jefe de la oposición.

Cataluña está en decadencia y sus principales líderes políticos -salvo Illa- están jubilados o prejubilados, en cualquier caso periclitados, pero juegan a no decírselo y a legitimarse entre ellos para no tener que enfrentarse a su fracaso. La renovación que Bildu y PNV han hecho en el País Vasco antes de que se les vieran las costuras en las urnas, la harán mal y tarde los partidos políticos catalanes, y habiendo hecho el ridículo ante sus votantes.

El sistema político catalán está acabado. Está calcinado. Los partidos independentistas no sólo necesitan nuevos liderazgos, sino un nuevo relato que tenga algo que ver con la realidad de Cataluña y de los catalanes y que les permita adaptarse a la enésima demostración de que la sociedad catalana es cobarde y acomodaticia, reacia a pagar cualquier precio y no quiere líos. La progresiva pérdida de apoyos de las formaciones independentistas —que el mes que viene podrían perder la mayoría absoluta por primera vez desde 1980— y sus constantes y fratricidas riñas, tienen que ver con la jubilación inminente que les acecha. El PSC tiene en Salvador Illa al único político catalán vivo y que no ha sido desmentido ni por su partido ni por sus votantes ni por los acontecimientos, pero no tendrá un número indefinido de oportunidades para intentar alcanzar la presidencia. En el Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo ha dejado claro durante dos años que no quería a Alejandro Fernàndez de candidato, y que si lo ha mantenido de candidato, tras un proceso de designación agónico y humillante, es porque no ha encontrado a nadie más. Ni a nadie más ni nada más, porque tampoco Feijóo tiene una idea clara de qué ofrecer a los catalanes: el gran partido de la derecha en España continúa sin saber ni entender qué es Cataluña y sin tener una interlocución clara y eficaz con los catalanes.

Todos menos uno van a jubilarse el 13 de mayo, o tal vez en otoño si el resultado es poco claro y tienen que repetirse las elecciones. Una idea de Cataluña se jubilará con ellos y la única duda es si los catalanes tendremos a cambio un gobierno que tienda al pragmatismo y la estabilidad o continuaremos sin hacer nada, rodeados como hasta ahora de espectros y de fantasmas.

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