La tesis del señor Sirera
A Esquerra le molesta que el Ayuntamiento se ponga las pilas para solucionar graves problemas como la suciedad de las calles
«España ya tiene una ley de claridad: la Constitución»
El proceso español (13/01/2023)
Juan Milián
La Vuelta a España salió de Barcelona, y el nacionalismo de lazo amarillo y chincheta criminal convulsionó. Demostró su odio a todo aquello que representa la ciudad, a saber, libertad y pluralismo. Y es que el separatismo puede controlar los designios del sanchismo, pero, ... de momento, la capital catalana se les escapa de las manos. Su proyecto de división no suma. El pacto con el que Junts y ERC se presentaron al pleno de investidura tenía un doble objetivo. Los primeros querían regalar las llaves de la ciudad al prófugo de Waterloo. Los segundos, mantener y acelerar las políticas tóxicas del colauismo. Al populismo económico de los comunes querían sumarle el populismo identitario típico del 'procés'.
El Partido Popular mostró sentido de Estado y sentido de ciudad al no permitir ni una cosa ni la otra. Ni Ada, ni estelada. Barcelona y libertad. Ese era nuestro objetivo: recuperar la ciudad de las oportunidades. Y, aunque mucho menos de lo que nos gustaría, algo hemos avanzado en ese esperanzador camino. Así lo demuestran las críticas de Esquerra Republicana al PSC. Los de Ernest Maragall hablan de «deriva conservadora» y de la imposición de «las tesis del señor Sirera». Por suerte, no les falta razón.
A Esquerra le molesta que el Ayuntamiento se ponga las pilas para solucionar graves problemas como la suciedad de las calles. Le molesta que haya más presencia policial para luchar contra el top-manta y la delincuencia. Le molesta también que se ponga fin al horrendo «urbanismo táctico» que nadie entendía y empeoraba la movilidad. Si Xavier Trias hubiera sido alcalde, con el pacto firmado con Esquerra, nada de esto sería hoy posible.
Daniel Sirera prometió liberar Barcelona del separatismo, y también derogar el colauismo. Y, con solo 4 concejales en el consistorio, está cumpliendo ambas misiones. Sin ir más lejos, la semana pasada el alcalde anunciaba que Barcelona recuperaba el hermanamiento con la ciudad de Tel-Aviv. La alcaldada de Ada Colau fue una terrible mancha antisemita en la imagen de nuestra ciudad. Esta mancha debe ser ahora borrada reforzando aún más la relación con nuestros hermanos de la otra orilla del Mediterráneo.
Los próximos pasos deberían ser un ejercicio de transparencia -una auténtica auditoría al despilfarro de las anteriores legislatura- y también un ejercicio de justicia -rebajar las enormes cargas fiscales que familias y empresas sufren en nuestra ciudad-. La legislatura municipal acaba de empezar y los destrozos de Colau no se superarán en pocos días; pero, por el bien de la ciudad y de los barceloneses, esperemos que «las tesis del señor Sirera» sigan conformando la hoja de ruta hacia un futuro de mayor seguridad y prosperidad.
Juan Milián. Portavoz del PP en el Ayuntamiento de Barcelona.
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