Quién es Ada Colau, la activista que aspira a seguir como alcaldesa de Barcelona

A sus 49 años, ha pasado gran parte de su vida dedicada al activismo social, y en especial a la reclamación de una vivienda digna, pero poco se podía imaginar que se convertiría en la primera mujer alcalde de la historia de Barcelona y que, ocho años después, estaría peleando por repetir mandato por tercera vez.

Como su rival Jaume Collboni, Colau nació en el Guinardó, aunque luego creció en los barrios del Congrés y Ciutat Vella y ahora vive, junto a su pareja y sus dos hijos Luca y Gael, en el Baix Guinardó, cerca de la Sagrada Familia. Estudió Filosofía en la Universidad de Barcelona (UB), aunque no obtuvo la licenciatura porque le faltaron algunos créditos. Desde joven mostró interés por el activismo, primero, en la década de los 90, con las manifestaciones contra la Guerra del Golfo, y más adelante contra las reuniones del G8 o la Guerra de Irak.

Colau empezó a ser una cara conocida cuando en 2009 fundó la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) para luchar contra los desahucios. Seis años después decidió dar un paso atrás en la entidad para adentrarse seriamente en política. En 2014 fundó Guanyem Barcelona, partido que acabaría siendo Barcelona en Comú (BComú), para presentarse en las municipales.

Por sorpresa de muchos, ganó y desde el primer momento instauró su 'nueva política' enfocada, a grades rasgos, a luchar contra las desigualdades, transformar el espacio público para que tuviera menos coches, limitar el turismo para minimizar las molestias a vecinos y modernizar la institución de lo que ella llamaba la casta. No sin polémica, por ejemplo, eliminó símbolos del Ayuntamiento (como el busto del Rey) y arrancó una importante depuración borbónica en el callejero y una serie de desplantes al Rey, que todavía a día de hoy mantiene.

A nivel de actuaciones, desde su llegada se arrancó una etapa de peatonalizaciones en la ciudad, con las 'superilles' y la ampliación de carriles bici. Además de esto, la alcaldesa destacó por su opinión abierta en contra de los macroproyectos económicos: vetó hoteles, se mostró contrariada a la ampliación del aeropuerto (una cuestión que sigue candente) y también con la celebración de eventos como el Mobile World Congress, que ha acabado defendiendo, aunque con la boca pequeña.

Más allá de esto, su primer mandato estuvo marcado por el 17-A y, meses después, el 1-O. Por esta segunda cuestión, hizo durante meses un juego de equilibrios que hizo enfadar a independentistas y a constitucionalistas, pero no dudó en apoyar a las víctimas políticas del 'procés', incluso desde la propia institución municipal.

En 2019 fue reelegida alcaldesa, a pesar de no ser la primera lista más votada. Con la cuestión de la independencia más apaciguada, se alió con el PSC y fraguaron un gobierno, de mínimos pero máxima estabilidad, con la que pudieron capear los efectos de la pandemia. Este matrimonio de convivencia se empezó a desmoronar a meses de las elecciones, cuando PSC y comunes dejaron su sintonía a un lado para mostrar públicamente sus discrepancias.

En este segundo mandato, además, Colau ha tenido que enfrentarse a varias causas judiciales por su gestión al frente del Ayuntamiento, y especialmente por cuestiones relacionadas con la concesión de subvenciones a entidades afines a los comunes. También, a nivel de partido, ha afrontado renovaciones internas para poder presentarse de nuevo (las bases de BComú impedían, en principio, que ella siguiera presentándose como candidata).

Con estos baches superados, Colau tiene ahora la oportunidad de revalidar la alcaldía y, como mínimo, deberá pensar bien qué preferencia de pactos prefiere ante la más que posible necesidad de acuerdos tras conocerse los resultados de las elecciones de este 28M.