Alves sostiene que los vídeos de la discoteca «desmienten de forma radical» la versión de la víctima

El abogado se agarra a los vídeos para tratar de sostener que las relaciones fueron consentidas y no una violación. Por ello apunta que ambos entraron en el baño de uno de los reservados de Sutton, tras un ambiente «lúdico y festivo», lo que «dista mucho», según Martell, del escenario de una «intimidación». Además, apunta el escrito, las imágenes captan como primero el deportista entra en los lavabos y, dos minutos después, lo hace la joven, «sin que Dani Alves le franquee el paso».

Este es el momento previo a la agresión denunciada. Martell defiende que lo que la denunciante refiere como «un clima de terror, pavor o microcosmos de dominación», queda desmentido por las grabaciones de las cámaras del local. Imágenes que muestran una zona abierta, donde se encuentran varias personas.

Para contrarrestar el riesgo de fuga que alegó la instructora para decretar el ingreso en prisión del brasileño, su abogado sostiene que el equipo mexicano el que jugaba, el Pumas, prescindió de él tras su imputación, así como que éste acudió a declarar de forma voluntaria.

Además, Alves se ofrece a entregar sus pasaportes brasileño y español, llevar una pulsera telemática, pagar la fianza que sea necesaria y comparecer, incluso diariamente, en el juzgado, para conseguir así salir de Brians 2.