Pisos para entrenar la vida independiente
Impulsa Igualdad Castilla y León cuenta con varias viviendas de transición para personas con discapacidad que deciden intentar residir en solitario con apoyos profesionales
Sacyl gasta un 30% más en sus menús que hace cuatro años

Cuando a Susana no le quedó más remedio que volver a casa de sus padres se le vino el mundo encima. «Pasé de una vida normal a no poder trabajar», recuerda. El diagnóstico de esclerosis múltiple junto a varias operaciones de rodilla y de ... columna, además de la «potente medicación» para los fuertes dolores, le hicieron tener que caminar apoyada sobre sus muletas y depender de alguien que le ayudase en su día a día. «Estaba psicológicamente muy mal», asegura, y comenzó a ir a terapia. Su casa de toda la vida, en Laguna de Duero (Valladolid), no disponía de adaptación para esa nueva situación y movilidad. Tuvo que salir de ella y comenzar de cero «después de haber vivido sola siempre. Desde los dieciocho años».
Ante el importante bajón que sufría, la trabajadora social le informó de una posible solución: el programa de viviendas de transición a una vida independiente desarrollado por la entidad Impulsa Igualdad. Se trata de un conjunto de pisos ubicados en Valladolid donde las personas con discapacidad 'entrenan' para aumentar la autonomía y poder vivir solos en un futuro sin ayuda de familiares y amigos, pero con apoyos profesionales que les echen una mano en las tareas cotidianas. Es una iniciativa que comenzó como proyecto piloto en el 2022 con solo una casa. Fruto de los «buenos resultados» y de las ganas de Impulsa Igualdad por mantener esta acción, a día de hoy son ya tres las viviendas de transición que ofrecen a quienes deciden probar e intentar llevar una vida lo más autónoma posible y con «más libertad». Así lo cree la técnico de proyectos de la entidad Laura Cano, que apunta que desde la entidad están convencidos de que esta es una iniciativa que tiene que «seguir creciendo» y llegar a «más gente» con movilidad reducida o personas con discapacidad que, por ahora, «no se atreven a dar el paso».
Sí lo hizo Susana. «Me han proporcionado todo; calidad de vida y una vivienda donde todas las necesidades básicas están cubiertas». Y es que gracias a la especial adaptación de la casa ya no ve las «barrreras» que se habían levantado en su propio hogar a medida que su situación empeoró. «No hay nada ahora mismo para poder hacer y que necesite a alguien», mantiene, porque el piso en el que ahora reside «lo tiene todo para que tú puedas desarrollar tu vida normal y corriente». Cuenta, eso sí, con un asistente personal que «está para todo»: hacer la compra, acompañarle a distintos lugares, controlar la medicación... También tiene el apoyo «constante» de Laura y de su psicólogo.
«Salir del bucle»
Así que desde noviembre ha recuperado parte de la «independencia que tenía» y «anímicamente» ha mejorado. «Ya no sufro la ansiedad que tenía y me ha ayudado a salir del bucle. Yo necesitaba cambiar la situación en la que me encontraba», considera. En este caso, el programa, que de forma general está diseñado para estancias de un año, ha cumplido con su objetivo. Su familia también está ahora «tranquila» y los cuatro meses que lleva en esta vivienda le están sirviendo para aprender a desenvolverse sola acompañada de sus muletas. La siguiente meta y su firme intención es poder vivir de forma independiente en el futuro con apoyos como la asistencia personal.

Esa, precisamente, es la finalidad de este programa que por el momento ha comenzado en Valladolid, pero, si hay posibilidad y encuentra respaldos, tiene también el objetivo de dar el salto a toda la Comunidad, indica Laura Cano. «Hemos tenido demanda, pero tiene que ser mucha más porque hay gente que no se está atreviendo», indica la representante de Impulsa Igualdad. «Queremos que se conozca y se sepa que existe al menos la opción de intentarlo» para quienes, por edad o por sus características, no contemplan la opción de ingresar en una institución. El principal obstáculo, tanto para la iniciativa como para los usuarios que quieren 'volar' solos, es la falta de pisos realmente accesibles en los que elementos como pasillos, puertas o ascensores pueden llegar a ser un serio impedimento.
«En este caso hemos logrado un nivel de accesibilidad muy alto que casi roza el cien por cien», dice. Pero en el mercado «no hay viviendas adaptadas» y se enfrentan a que tampoco hay precios «asequibles», teniendo en cuenta que las personas con discapacidad «reparten sus recursos entre muchos gastos» en rehabilitaciones o terapias.
A esa situación tuvo que enfrentarse Antonio, natural de Béjar (Salamanca), que es ahora usuario de uno de estos pisos para 'aprender' a convivir con su día a a día en una silla de ruedas. Después de un año entero en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, se disponía a volver a casa, pero su vivienda requería cambios y adaptaciones. Los hizo y con las obras ya finalizadas, sigue sin poder entrar en su vivienda por problemas de acceso a las zonas comunes. Entonces llegó la disyuntiva de decidir. Junto a María, su esposa y «el pilar fundamental» de su vida, optaron por trasladarse a Valladolid en busca de una rehabilitación y fisioterapia adecuada a la situación de Antonio. No lo esperaban y se encontraron con los pisos de transición a la vida independiente, «una grata sorpresa».
Nueva vida
«Me quedé sin palabras al ver esta casa», asegura Antonio. Después de todo lo vivido, contemplar esos pasillos y puertas tan anchas en las que podía transitar con su silla fue todo un alivio. «Si no hubiésemos encontrado esta opción, hubiéramos tenido muy difícil hallar algo. Además de que toda la rehabilitación que estoy haciendo es un gasto muy considerable para la pensión que tenemos», relata. Este piso le permite ahora adaptarse poco a poco a su nueva vida, probar opciones, coger destreza hacia la mayor normalidad posible e ir buscando soluciones. Además, el contacto con Impulsa Igualdad es «constante», de manera que también le asesoran sobre productos de apoyo que existen y él desconocía. Ender es su asistente personal, su mano derecha en el día a día, que les acompaña a rehabilitación y con quien hacen, incluso, ejercicios en casa. «Siempre me ayuda mucho», comenta Antonio, que junto con María espera poder regresar pronto a Béjar. «Allí tenemos nuestra familia, a nuestros amigos», cuenta la mujer.

Unos pisos más arriba, dentro del mismo bloque, vive Nacho. El suyo es un caso de éxito porque fue el primero en participar en el programa piloto y ha conseguido desarrollarse en solitario en un piso en alquiler. «Quería probar», explica sobre por qué decidió participar en la iniciativa. Hasta entonces, «siempre» había vivido con su familia en su pueblo, Valdestillas (Valladolid). «Para mí era muy importante que mis padres en vida pudieran ver que yo podía vivir solo», apunta, y se embarcó en este proyecto que «sí le dio miedo al principio», pero que le ha ido «abriendo muchas puertas». «Mucho ocio, pasear, actividades o rehabilitación, me dio una libertad impresionante», señala ya habituado a la ciudad sobre un proyecto que le ha aportado muchas «ventajas».
Acompañado también en varias horas del día por el asistente personal Ender para las acciones más básicas como el aseo personal o la limpieza, lleva tres meses adaptándose a esta vida en solitario en una nueva etapa en la que también ha estado cerca Impulsa Igualdad para encontrar el piso. «Si no, hubiese sido muy complicado», afirma, aún acoplándose a esta «última fase» en la que busca demostrar a su familia y a él mismo que es capaz de alcanzar una vida lo más independiente posible.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete