SECCIÓN OFICIAL
Dos óperas primas para reflexionar sobre la religión y la responsabilidad individual
H. D./J. M. A.
¿Existe la justicia? ¿Para qué sirve? ¿Debe ser uno consecuente con sus actos? Son las preguntas que plantea Miguel Cohan en su primera película, donde el realizador hace al público reflexionar sobre la responsabilidad individual y el sentimiento de culpa. La ópera prima, que ... arrancó tímidos aplausos, es un thriller que comienza con el atropello mortal de un ciclista por un adolescente, cuyo encubrimiento por parte de sus padres provoca que vaya a la carcel la persona equivocada. Su productor, Gerardo Herrero, conoció el guión escrito por Miguel y su hermana Ana Cohen en un curso para jóvenes talentos cinematográficos organizado por la Fundación Carolina y le «atrapó por completo», reconoció ayer. La sobreprotección de los padres y el poder de la opinión pública son otros de los temas que aparecen en esta coproducción hispano-argentina que enfrenta a sus personajes a situaciones límite sin juzgar sus decisiones «para no entrar en el maniqueísmo» y restar credibilidad al argumento.
La austriaca Feo Aladag trajo dolor a la Seminci. En su primera película («La extraña») narra el drama en el que se convierte la vida de una mujer (turca y musulmana) cuando decide abandonar, junto a su hijo, a un marido que abusa de ella y maltrata al pequeño. La directora se centra en los aspectos más conservadores de una religión anclada en el pasado y que se imponen incluso al amor universal de las familias. Con algún golpe bajo para dejar más claro quién tiene razón en este conflicto, la historia camina (quizás con una forzada obstinación) hacia una tragedia que ya se intuye en la primera escena del filme. Más allá de lo creíble de la situación, los actores que dan vida a la madre y el niño hacen que se algunas piedras en el camino importen mucho menos.
Más anodina era la propuesta de la belga Vanja D'Alcantara en la que también es su primera película. «Beyond the Steppes» (Más allá de las estepas») aporta más bien poco a un «género» en sí mismo, como es el de las injusticias de la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión sin alemanes, la película narra el esfuerzo de una «madre coraje» polaca para que su hijo sobreviva en un «campo de trabajo agrícola» de la estepa siberiana.
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