Los incendios arrasan 1.168 hectáreas forestales en el inicio de año, un 35% menos que la media del decenio
Burgos y León son las provincias más afectadas en este primer trimestre, con el 60% del suelo calcinado entre ambas, en un periodo en el que ocho de cada diez fuegos se quedan en conatos
Luz verde al nuevo plan de incendios para dar «una mejor respuesta»
ABC
Valladolid
Los incendios forestales cada vez se desestacionalizan más, a pesar de que el grueso de ellos, sobre todo los más graves, se producen históricamente en los meses estivales. De hecho, el fuego ya amenazado en estos primeros meses de 2023 sobre lo que puede ... ser el próximo verano: 1.168 hectáreas arrasadas por las llamas en el inicio de año a causa de 267 fuegos, una cifra que, sin embargo, supone un 35 por ciento menos que la media del decenio 2013-2022; y muy por debajo del catastrófico pasado ejercicio, cuando en esta época ya habían ardido casi 3.500 hectáreas. La parte menos negativa, en esta ocasión, es que solo el 12 por ciento del suelo quemado tiene origen arbolado, con 143 hectáreas, un 20 por ciento menos que la media y por debajo de la mitad del pasado año.
Burgos y León son las más afectadas en este primer trimestre, con algunos de ellos que incluso alcanzaron nivel 1 de Infocal, como en La Baña o Marrubio: seis de cada diez hectáreas calcinadas en la Comunidad llevaron el sello de ambas provincias.
También, en este periodo se apagaron con más rapidez los incendios, un dato que constata el número de conatos, es decir, los fuegos menores a una hectárea, que entre enero y marzo fueron 214, el 80 por ciento del total, con no más de 27 hectáreas ardidas en esta tipología de fuegos, de las que solo cinco fueron de arbolado. «Cuánto más alto sea el porcentaje de conatos, más agilidad existe para la extinción de cada fuego», según expone el director general del Medio Natural, José Ángel Arranz.
De hecho, el índice de eficacia (superficie arbolada quemada sobre el número total de incendios), según el análisis estadístico al que tuvo acceso Ical, fue de 0,53, un seis por ciento por encima del promedio de los diez años, lo que pone de manifiesto esa mayor agilidad del personal del operativo para la extinción de incendios. Y el índice de gravedad (superficie arbolada quemada sobre la que superficie del Inventario Forestal Nacional), fue de 0,0043, un 20 por ciento menos que en la media 20132022, también un dato positivo.
Extinciones más rápidas
Arranz destaca que los incendios en esta época del año, habitualmente, «son menos graves», sobre todo por quemas autorizadas o ilegales «que se escapan de las manos» cuando se hacen limpiezas o búsquedas de pastos. «Los grandes incendios, de más de 500 hectáreas, son más de verano, en época de peligro alto; ahora se observan más fuegos pequeños. En el arranque de año, con un incendio grande podemos registrar la misma superficie quemada que con 500 pequeños», compara.
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Además, la velocidad de extinción es «más rápida», prosigue el director general, por las condiciones climáticas, que en los tres primeros meses aún no han registrado altas temperaturas y la vegetación aún cuenta con humedad que ralentiza la generación del fuego. «Pero ya estamos viendo en otras comunidades autónomas que la sequía está haciendo mucho daño. Como no llueva se prevé un año muy complicado», prevé Arranz. En este punto, alerta de que la sequía puede provocar una «parada vegetativa» en la masa arbolada de ciertas zonas de la Comunidad, lo que convierte a los árboles, aunque estén vivos, «en casi leña, porque se detiene la actividad de la savia, y eso facilita la acción de las llamas».
Este escenario de arranque de año vaticina unos próximos meses poco optimistas. De hecho, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio se ha visto obligada a declarar peligro medio de incendios forestales prácticamente todo el mes de abril por las condiciones de sequía y la climatología advertida por Aemet. El consejero del ramo, Juan Carlos Suárez-Quiñones, ya anunció que en esta temporada Castilla y León anticipará a junio el inicio de la época de peligro alto de incendios, que será de cuatro meses, cuando habitualmente empezaba el 1 de julio.
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