Por mi vereda
Cuando el patrimonio duele
A la llamada de Dios se suma ahora la llamada del Levante. Porque la deslocalización ya no es solo un fenómeno empresarial, sino también eclesial
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Iniciar sesiónEl antiguo cenobio de las agustinas de Bocairente, en Valencia, quedó vacío hace ya dos décadas, cuando las últimas religiosas lo abandonaron. No sin esfuerzo, el inmueble fue adquirido por la parroquia. Ahora, esa movilización popular, por fin, se ha visto compensada con la llegada ... de una comunidad de carmelitas descalzas procedentes de la localidad abulense de Piedrahíta, cuya priora ya había 'fichado' el nuevo emplazamiento hace meses. Porque claro, igual que parte de nuestra tercera edad se solaza cada invierno en Benidorm y disfruta de las bondades de su clima, las congregaciones religiosas se animan a hacer lo propio pero no para dos semanas, sino para siempre, porque la dureza del invierno castellano pasa factura. A la llamada de Dios se suma ahora la llamada del Levante. Porque la deslocalización ya no es solo un fenómeno empresarial, sino también eclesial.
Las diez religiosas, todas españolas salvo una canadiense, con una media de edad joven, fueron recibidas en loor de multitudes y de santidad. Alcaldes de la comarca del Valle de Albaida, sacerdotes del arciprestazgo, integrantes de cofradías, ancianos de la residencia y hasta la banda sinfónica salieron a la calle, junto a decenas de vecinos que retrataban con sus móviles el momento, para dar la bienvenida a las carmelitas. Una escena sorprendente al más puro estilo 'Bienvenido, Mister Marshall' -Luis García Berlanga era valenciano- que contrasta sobremanera con el pesar que se vive en Piedrahita por el cierre del monasterio del Amor Misericordioso y de la Madre de Dios, fundado en 1460. Porque si hay libertad de movimientos por todo el territorio nacional de personas, capitales y mercancías, no vamos a poner límites a los de estas mujeres de toca en la cabeza y vida consagrada.
Entre la población piedrahitense la indignación aumenta porque al cierre del convento le ha sucedido un traslado de sus obras de arte, entre ellas un valioso cuadro de Cristo sentado con su corona de espinas, del maestro del barroco Alonso Cano. Allí llevaba expuesto desde 1654, siendo objeto de devoción popular. Ahora ha partido a un lugar desconocido, pero se supone que puede ser el convento de San Andrés, en Salamanca. A este argumento se agarra el Consistorio en pleno, que pide a la Federación Mater Unitatis de Monjas Carmelitas de la Antigua Observancia, como titular del cenobio, que tenga en cuenta «los siglos de culto continuado y las necesidades litúrgicas de los vecinos». Por su parte, la Junta de Castilla y León señala que la entidad ha actuado conforme a la ley. Una normativa laxa cuando no se refiere a un Bien de Interés Cultural. En definitiva, un claro menoscabo al patrimonio histórico y artístico de un pueblo, que además lo sufragó con sus donativos. Algo que duele más en esta tierra, porque no es la primera vez ni la última.
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