Ignacio Fernández Sobrino: «En Castilla y León nos falta un enfoque utilitario del patrimonio»

¿Qué le llevó a embarcarse en esta nueva aventura?

Tengo una carrera profesional que afortunadamente pude resolver de un modo que me permite tener más tiempo libre. Me incorporé como patrono pensando en que muchas veces somos muy capaces de especular pero luego hacemos pocas cosas. Por otro lado, cuando trabajaba en Antena 3 Radio viví con bastante pena la desaparición de Santiago Amón, uno de los máximos colaboradores de la fundación en sus orígenes, que además de palentino era amigo mío. Han sido un montón de razones las que me han llevado... Pero sobre todo tener tiempo disponible.

El nuevo patronato está integrado por profesionales del mundo de la cultura, la comunicación, la universidad... ¿Qué pueden aportar?

Esto es muy interesante porque es un planteamiento multidisciplinar. Una fundación no sólo es una entidad cultural, sino que se tiene que nutrir de las distintas disciplinas para convertirse en una entidad social. De hecho, Santa María la Real no sólo hace cosas en el ámbito de la cultura; tiene residencias de mayores, una agencia de viajes, publicaciones, las lanzaderas de empleo... Todas las disciplinas pueden aportar. Tenemos un patronato muy bueno que lo tenemos que saber utilizar.-Su labor profesional ha estado centrada en el periodismo y la gestión de medios de comunicación.

¿Qué cree que puede trasladar para el mejor funcionamiento de esta entidad?

Si hay un sector que está en la encrucijada es el de la comunicación. La gestión de medios supone también asistir a distintas tormentas que afectan a la propia sociedad, y esas tormentas llegan también a entidades como las fundaciones. Vengo de un sector poco confortable que requiere retos importantes y creo que puedo aportar habilidades que en otros sectores no se dan.

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La fundación tiene su germen hace más de 40 años. ¿Cuál considera que ha sido su evolución?

Esta fundación es una metáfora muy buena de Castilla y León. Partió de un monasterio derruido, producto de su no uso tras la desamortización. El sueño de José María Pérez (Peridis) con un grupo de amigos, entre ellos Santiago Amón, dio lugar a su restauración y consecuencia de ello, sumando voluntades, se puso en marcha un instituto. Luego, pensaron que se podían hacer más cosas y se constituyeron en fundación, y todo eso ha dado como consecuencia un montón de proyectos.

Esta entidad vio en el patrimonio una palanca fundamental para el desarrollo, pero también en una decisiva implicación social. ¿Fue pionera?

En el patrimonio, sin duda. Esto de darle una utilidad práctica a las piedras en Castilla y León fue pionero. Luego, las lanzaderas de empleo derivadas de las escuelas taller también lo fueron.

Cada vez hay más iniciativas de implicación de la sociedad civil en la rehabilitación del patrimonio, pero ¿considera que aún falta mucha conciencia en este sentido?

Lo que nos faltaría sería un enfoque utilitario del patrimonio en una doble medida: por un lado, deberíamos interpretarlo como una herencia recibida que tenemos que gestionar porque es algo que hicieron nuestros predecesores, con los que estamos en deuda. Y por otro, tendríamos que ser capaces de entender que para Castilla y León el patrimonio es un activo que puede suponer recursos económicos y de crecimiento, nos concienciaríamos y no esperaríamos a que todo lo haga la Junta, la Diputación o el Ayuntamiento.