buenos días, vietnam
Claramente pasará factura
El político es una criatura que quiere ser cualquier cosa menos él. Ser uno mismo lleva mucho trabajo, disciplina y sobre todo lecturas
Clara Martín, la alcaldesa de Segovia y candidata del PSOE, con el cartel de precampaña en el que tira de la canción de Shakira
En los años 70 todos los políticos querían ser Julio Iglesias y en los 80 Felipe González. Ya en los años 90 querían ser banqueros -a izquierda y a derecha habrían vendido el alma por parecerse a Mario Conde para ser exactos-. Después nos llegó ... el político conquistador, que fue aquel Aznar de los años dos mil que, a falta del mundo, conquistó una mesa poniéndole los pies encima y un José Luis Rodríguez Zapatero que, como no tenía carisma para ser Nuñez de Balboa, se conformó con lo de la Alianza de Civilizaciones. A partir del 15M el político quería ser una estrella del rock: Pablo Iglesias soñaba con ser Kurt Cobain, Mariano Rajoy con ser el quinto miembro de 'El Consorcio' y Pedro Sánchez no ha querido ser nunca otra cosa que Pedro Sánchez, porque piensa que es Julio Iglesias quien quisiera parecerse a él… y España entera.
El político es una criatura que quiere ser cualquier cosa menos él. Ser uno mismo lleva mucho trabajo, disciplina y sobre todo lecturas. Por eso el servidor público cambia de imagen cada década como quien pasa por quirófano para retocarse las patas de gallo o los principios. Y ahora lo que quieren nuestros políticos en 2023 es ser influencers, igual que los niños en los colegios. Por eso, Almeida concede entrevistas para hablar del número de veces que ha tenido sexo esporádico -que no por esporas-. Begoña Villacís le encarga su cartel a una agencia de influencers como si lo suyo fuese una serie B de Netflix. Y Clara Martín, la alcaldesa de Segovia, ha lanzado su imagen para las municipales bajo el eslogan: «CLARAmente comprometida con Segovia». Y yo sigo sin saber si se presenta ella o Clara Chía.
No hay nada peor que un político en campaña, porque el político no hace operación bikini, sino operación campaña, que consiste en que cada cuatro años quiere verse más delgado, con más pelo y mejor valorado. Es lo que nos ocurre por tener políticos con la crisis de la mediana edad. Precisamente por eso yo quiero políticos de setenta para arriba, sosegados como Tamames, al tener la vida resuelta y por eso no gritan. Políticos que no le encarguen sus carteles a Mr Wonderful, por favor, o dentro de poco los eslóganes de campaña los sacarán de las galletas de la suerte del chino más cercano.