García-Gallardo dimite por discrepancias con la dirección de Vox y deja todos sus cargos
El hasta ahora líder del partido en Castilla y León permanece como «afiliado raso» y denuncia que la «dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento a los demás»
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Juan García-Gallardo ha renunciado este lunes a su cargo como portavoz de Vox en las Cortes de Castilla y León así como a su acta de procurador en el Parlamento autonómico. Además, abandona su pertenencia al Comité Ejecutivo Nacional y vuelve ... a su condición de «afiliado raso». Tal y como ha trasmitido en un comunicado a través de la red social X retoma su actividad profesional como abogado y denuncia en ese mismo escrito que la «dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento a los demás».
Hacia las once y media de la mañana presentaba en la Cámara regional su renuncia sin compañía de otros miembros de la formación. Ha rechazado hacer declaraciones ante los medios de comunicación y se ha remitido al comunicado, pero ha asegurado estar «tranquilo» y haber trasladado ya su decisión a la dirección de Vox.
«Entré en política con grandes dosis de ilusión y entusiasmo», ha reconocido en el citado escrito quien fuera vicepresidente de la Junta de Castilla y León durante el anterior gobierno autonómico en coalición con el PP. «Entré con un proyecto unido, pero ancho, en el que existían y cabían pluralidad de liderazgos y carismas. Esta situación ha cambiado», ha expresado,
«La dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento de los demás», ha explicado. A lo que ha añadido que «eso no es necesariamente malo por sí mismo, a pesar de lo que dicen los entusiastas de la 'democracia interna' absoluta y las primarias para la selección de los candidatos de los cargos electos».
La oligarquía y la ética
En ese sentido, ha considerado que «la ley de hierro de la oligarquía, definida por Dalmacio Negro, es inevitable en cualquier organización, incluidos, los partidos políticos». A su juicio, el intento de acabar con oligarquías dentro de los partidos es «una quimera». «En lo que no cabe el conformismo es en la exigencia de una conducta ética a quienes integran las oligarquías que gobiernan los partidos, en nuestro caso, Vox».
Al respecto, ha añadido que ha canalizado «todas» sus «discrepancias con las decisiones de la dirección, cuando han aflorado, con el mayor nivel de reserva posible».
Esta decisión se produce días después de que el partido expulsara a la procuradora burgalesa Ana Rosa Hernando Ruiz y el salmantino Javier Bernardo Teira Lafuente tras haber pedido a la dirección nacional que se celebren primarias y «volver a los principios fundacionales y raíces» del partido, al que llegaron a tildar de secta. El argumento de la dirección nacional fue entonces que lo trasmitido por los ya exmiembros de la formación liderada por Santiago Abascal son «opiniones y valoraciones movidas por ambiciones personales».
Al parecer, el hasta ahora líder del partido en Castilla y León no estaba de acuerdo con la expulsión de los dos parlamentarios dictada por la cúpula nacional y, de hecho, no habría firmado el documento.
Sin firmar la expulsión
Con la dimisión de Gallardo se paraliza ahora la expulsión del Grupo Parlamentario -de momento tiene trece escaños- de los dos procuradores, dado que el documento que debe depositarse en el registro de las Cortes de Castilla y León no cuenta con la firma del portavoz, ya dimitido. El grupo deberá elegir ahora al nuevo que será el palentino David Hierro, hasta ahora portavoz adjunto, situado en la línea más dura del partido
Por su parte, García-Gallardo en su escrito asegura que su «decisión es independiente de la adoptada por quienes han desafiado públicamente a la dirección del partido con exhibiciones de rebelión en Salamanca o constituyendo plataformas de afiliados para cuestionar decisiones relevantes de la dirección en política internacional».
Así, asegura que sus diferencias «no tienen que ver con la forma de selección de los candidatos, ni con la participación en uno y otro grupo político europeo» y que su decisión que «es personal e independiente».
Durante los últimos tres años ha sido «leal» al presidente de Vox y su equipo, ha recordado, antes de añadir «lealtad toda, mientras exista reciprocidad» y «lealtad y apoyo siempre y ante todo al programa político de Vox, sin matices, que espero poder seguir contribuyendo a que triunfe por el bien de España».
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