Festival de Clunia: teatro para viajar dos milenios

Y es que el destacado emplazamiento, cuya rehabilitación se cocinó 'a fuego lento' y pensando siempre que el mantenimiento de su esencia y su recuperación como espacio escénico podían ir de la mano, sumado a una programación cultural que ha ganado en calidad con el tiempo, le ha hecho «tomar una dimensión muy distinta a cómo empezó». «El festival ha ido claramente hacia arriba», sostiene Vieira al respecto, puntualizando que aunque los primeros años fue «un poco irregular». ya son 16 ediciones realizadas, respaldadas cada vez más por el público -el año pasado alcanzó los 6.000 espectadores-.

Cinco montajes constituyen la programación de la presente edición, que comenzará el próximo 11 de agosto y se extenderá hasta el día 19. Se trata de 'La Odisea de Magallanes y Elcano', galargonada con varios premios Lorca de las Artes Escénicas Andaluzas; 'El ávaro', un montaje en clave musical de la sátira de Moliére reconocida como Mejor Espectáculo en Escenarios de Sevilla 2022; el concierto teatral 'Desconcerto'; 'La tumba de Antígona', una reinterpretación del clásico de Sófocles firmado por María Zambrano, y 'Miles gloriosus', la comedia romana protagonizada por Carlos Sobera y Elisa Matilla con el respaldo del Festival Clásico de Mérida. Apunta el director artístico que uno de los objetivos que siempre se intenta con la selección de montajes es que exista «una multiplicidad de géneros» para dar cabida a todos los gustos.

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Luego, «obligatoriamente» deben tener en cuenta otras cuestiones, como son «los títulos y formatos de las compañías»: «Se buscan formaciones y elencos medianamente grandes y títulos, que si no son universales, tengan una acusada personalidad o se basen en textos clásicos grecolatinos». Y es que recuerda que «la personalidad de este espacio se impone sobre todo lo demás» y condiciona de alguna manera la programación y se buscan espectáculos que «luzcan tanto técnicamente como artísticamente».

Durante su presentación, el vicepresidente primero de la Diputación de Burgos, Ramiro Ibáñez, destacó el «éxito creciente» del certamen, que agotó entradas con un aforo de mil localidades. Vieira lo refrenda y avanza que tres de los montajes programados este año «ya tienen el aforo completo y en uno de los restantes, ya solo quedan cincuenta localidades».

Valora también el esfuerzo que se ha hecho desde la Institución provincial para dar a conocer un espacio «que queda un poco a desmano de las principales vías de comunicación», pero que ya cuenta con un público fiel, y no solo de la capital -desde donde se llegan a movilizar hasta cinco autobuses-, zona de la Ribera, Aranda de Duero y pueblos de alrededores, sino también «de Madrid y el País Vasco»: «Son gente que tiene organizada parte de sus vacaciones sabiendo que estos días está el festival».

El director artístico insiste en uno de los «indudables» valores del certamen, la belleza de un marco incomparable que traslada a los espectadores 2.000 años atrás: «Uno se pone en la parte alta de la cávea, y mientras está viendo el espectáculo emerge a veces el espectáculo en el marco de la silueta de la ruina. Esa estampa, ese momento, es un cromo para llevarse a casa, para retener en la memoria».