Un estudio combina el voluntariado con la «necesidad de combatir la soledad no deseada» de los mayores

El proyecto, que combina el voluntariado con la «necesidad de combatir la soledad no deseada» de las personas mayores, se ha desarrollado durante más de un año y ha contado con la participación de 70 personas, más de doble de las esperadas en un principio. «En la detección de las personas, esperábamos llegar a unas 20 o 30 personas y se acercaron unas 70 al proyecto. Hemos hecho un primer ciclo de intervención con 40, dejamos a 20 en lista de espera y ya ha comenzado un segundo ciclo con las que estaban en espera», indicó Elisa Sala, quien expuso los resultados del estudio, junto con la también investigadora Regina Martínez.

El proceso ha llevado más de un año, contando la «generación» de activos comunitarios, la «consolidación» de una asociación de voluntariado y el inicio del trabajo con la comunidad.

El director gerente de la Fundación General de la USAL, Óscar González, recalcó que el estudio es «un paso más», dentro del programa 'Juntos, damos más vida a Zamora', impulsado desde el Cenie, que gestiona la Fundación General de la Universidad de Salamanca, junto con otras instituciones y asociaciones locales. «Pretendemos buscar un modelo de calidad de vida, tomando Zamora como escenario para la investigación, la intervención y la transformación», señaló.

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«Hemos presentado ya varios estudios en el ámbito del ejercicio físico, de la salud y, en este caso, abordamos un estudio en el que se combina el voluntariado con la necesidad de combatir la soledad no deseada y el aislamiento social. Hemos contado con un grupo de investigadores, voluntarios, júnior y sénior, que permiten detectar estas situaciones y combatirlas», añadió, además de recordar que «es uno de los grandes retos que implica la longevidad», informa Ical.

Óscar González hizo estas declaraciones en el Campus Viriato, en la capital zamorana, antes de participar en la presentación, junto con las investigadoras y la directora de la Escuela Universitaria de Enfermería, María José Fermoso.

«Hemos diseñado un modelo de actuación para abordar la soledad no deseada de las personas mayores, basándonos en valores comunitarios. Aunque se ha investigado mucho sobre el impacto que tiene la soledad en la salud y la vivencia del sentimiento de soledad, no hay tanta evidencia empírica sobre cómo abordarla ni tanto conocimiento generado sobre cuáles son las intervenciones más eficaces», explicó Elisa Sala.

«Hemos desarrollado un modelo hipotético basándonos en un análisis de la literatura empírica y hemos obtenido ciertos aprendizajes, a la vez que hemos generado muchísimos activos en la ciudad de Zamora, es decir, un equipo de voluntariado capacitado, formado y con haber desarrollado también unas estrategias de afrontamiento y una capacidad de resiliencia», añadió.

En este contexto, destacó el «liderazgo» de la Escuela de Enfermería y el papel desempeñado por el voluntariado júnior, con «muchísimos jóvenes implicados», y consideró que «se han generado activos a nivel comunitario», en referencia a la concienciación y la sensibilización general en torno a farmacias, ortopedias y centros de salud.

«Nos hemos basado en diferentes modelos que ya hemos practicado en otros modelos implementados en Finlandia y en Cataluña, por ejemplo. Hemos intentando establecer unos encuentros semanales con cuatro grupos, hemos hecho cuatro grupos de diez personas mayores cada uno, con dos facilitadotas, que eran las voluntarias del proyecto», describió la investigadora Regina Martínez.

«Abordamos la soledad no deseada de una forma directa, porque pensamos que es un tema muy estigmatizado y del que cuesta hablar; los intereses de los participantes y hemos realizado varias actividades de vinculación con la ciudad, de salir fuera y participar. La tercera fase se ha centrado en el sentido vital, es decir, llenar la soledad no solamente de relaciones sino de propósitos», enumeró.

En este sentido valoró el incremento de relaciones de «reciprocidad», el apoyo mutuo entre los participantes, «que empezaban intercambiándose teléfonos y han acabado en amistad».

Elisa Sala incidió también en la «importancia» de «trasladar» los aprendizajes a otros territorios y contextos. «Hemos generado un contenido que creemos que puede ser útil para abordar la soledad en otros municipios. Es muy importante seguir trabajando en Zamora para mantener lo que hemos generado e, incluso, generar más sinergias», dijo.

«Tenemos a unas personas voluntarias, una Escuela de Enfermería capacitada y con ganas de seguir adelante, personas mayores que siguen sintiéndose solas, un voluntariado joven y una comunidad que hemos activado y que sería interesante poder seguir acompañando desde las instituciones para que sigan actuando y trabajando para combatir la soledad y el aislamiento de las personas mayores y de la comunidad», concluyó.