Casas 'milagro' libres de llamas
Rodeadas completamente por el fuego, hay viviendas que se han salvado de ser engullidas por los incendios
«Cuando pase agosto, nos moriremos aquí de asco»
León
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Iniciar sesiónA la salida de Carucedo hacia Las Médulas (León), en un paisaje tomado por el negro de lo carbonizado por el fuego, el número 44 luce intacto. Es la casa de Maruja, que se ha salvado de las llamas, aunque todo a su alrededor ... está carbonizado. Hasta el domingo 10 de agosto «estaba en el paraíso», pero llegó el fuego «todo eso se quemó», pena señalando a lo que era un almendro, el madroño un poco más allá, un laruel que ya no existe, un castaño que tendrá que talar porque la copa ardió, los cerezos, el avellano, hasta un pino... Entre las llamas y calor que alcanzó el fuego 'borraron' el verde.
«La casa está bien», se consuela entre un paisaje abrasado que desde el campo se adentró por el pueblo. «Era mi paraíso y ahora es mirar para un lado y para el otro y me entra una tristeza en el alma...», se lamenta. «Me ha bajado la moral a los pies», señala, por más que sepa del alivio que supone que la vivienda se libró de llamas y apenas tiene algún tiznón. «Lo mío lo tenía muy limpio», incide para explicar por qué sin barrera física alguna haya una marca clara casi como trazada con tiralíneas que puso coto al avance de las llamas. Y rodeó su parcela y el fuego procedente de Yeres siguió avanzando. Estaban jugando a las cartas unos amigos «porque se estaba fresquito» cuando el hijo de uno de ellos les avisó de que tenían que salir. «No nos habíamos enterado», recuerda. Ni volver a casa a por sus medicinas -es diabética- pudo Maruja porque «el fuego ya estaba ahí», señala. Varios días «muy duros» desalojados, y al volver «miras para allá y todo negro», «A quien lo hace es para cogerlos y meterlos en las brasas», clama Maruja en esa casa salvada de las llamas.
El mismo fuego del que Gerardo aún no se explica cómo la casa familiar que tienen en Las Médulas se libró. Apenas un cristal roto por el calor y algún daño en el tejado. Y eso que llegó al jardín, consumió la pila de leña almacenada y el árbol que casi entra por sus ventanas está ya negro. Todo fue muy rápido. Era domingo y se habían ido a comer con sus padres al pueblo de al lado. El fuego declarado el día anterior en lo que conocen como 'Las medulillas de Yeres' «ya no echaba ni humo». Pero en una hora le llamaron diciendo que lo tenían encima del pueblo. Por caminos, logró llegar y «¡ufff!», los vecinos que quedaban se afanaban como él en sofocar las llamas.
La iglesia no sufrió daños
Junto a su casa, la iglesia de este pequeño pueblo en un paraje Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Los árboles tras el templo, quemados, pero ni la iglesia ni la parcela llena de hierbas secas a su lado notaron el paso abrasador del fuego. «¡Que no vuelva!», pide Gerardo mientras sigue retirando lo quemado. «La brea la he visto arder dos o tres veces, pero el pueblo, no», afirma sobre un incendio que nadie recuerda igual en el lugar. Y al fondo de la calle, una cruz. Y ahí el final de un panorama en el que víctimas de las llamas, apenas un par de construcciones se libaron de ser engullidas por las llamas, que 'desnudaron' y desvelan un interior de destrucción en Palacios de Jamuz, en otro punto más al sur de la provincia de León.
Y así, en el recorrido por la cicatriz que sigue trazando el fuego en Castilla y León, en este verano atroz. «Se quemó todo el valle», lamentan en Quintana y Congosto, otro pueblo en el que el fuego se metió de golpe. Pasados ya los 80 años, a Francisco aún se le nota el susto unos días después. Su casa se salvó, pero un lado está todo quemado. La vivienda de la vecina de atrás ya no existe y en esa calle de San Isidro no sólo ardió la de Felicidad... «De puerta en puerta» fueron llamando ese día para que salieran y los daños fueran sólo materiales pero los vecinos pudieron seguir con sus vidas para contar algunos milagros.
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