Desde la raya
Sanabria, la eterna superviviente
He regresado a la Sanabria de la España Vacía que arde más deprisa, víctima de las políticas infames, absurdas
Nos vemos
Jamelgos a dos ruedas
Zamora
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Iniciar sesiónHe regresado a Sanabria después del fuego. Escribo desde la misma orilla del Lago con sus aguas transparentes, sin rastro de las cenizas que hace nada volaban por el aire. Estas montañas, estas aguas espejo de las edades del hombre; agua, montañas donde se escribe ... mi vida. He regresado a la Sanabria apacible que tantas noches en vela ha pasado con un fuego incontrolable a las puertas. Ese fuego desmadrado que a la Junta, al presidente Mañueco y al consejero Quiñones se les fue de las manos por una falta de recursos y previsión imperdonable. No aprendieron nada en 2022, cuando ardía entera la Sierra de La Culebra, cuando se perdieron vidas, flora, fauna, paisajes, recuerdos. No hubo responsabilidades, ceses ni dimisiones, y ahora, otra vez, el cielo era naranja y el aire irrespirable, y las lágrimas, el miedo, y la mirada aterrorizada de tantos ancianos desplazados de sus casas, sus vidas, su paz. No hubo responsabilidades como supongo que no las habrá tampoco ahora, mientras intentan arreglar con dinero lo que nunca nos podrán devolver. No nos merecemos esta condena.
He regresado a la Sanabria de la España Vacía que arde más deprisa, víctima de las políticas infames, absurdas, que imponen desde Europa e intentan borrar la agricultura, la ganadería, las actividades ancestrales de la caza y la pesca, la ternera tierna en el plato, los tomates de las huertas, el mundo rural. El despropósito. Una Sanabria Vacía con una estación de AVE fantasma donde ya no paran los trenes del progreso. España, Zamora, Sanabria de segunda a la que el Gobierno le da la puntilla mientras el ministro bocachancla Óscar Puente intenta justificar lo injustificable sacrificando a los que menos tenemos como si no mereciésemos esa igualdad que predica la Constitución. Hace mucho que no somos iguales, que estamos 'calentitos'. Insolidarios, sectarios, vendidos al chantaje de los nazionalismos.
He regresado a la Sanabria reposada de septiembre que ha visto sus ingresos devorados por las llamas, donde agosto supone para muchos el 70 por ciento de su facturación anual. Sanabria Vacía pero rebosante de hermosura; Sanabria de brazos abiertos a todos. Sanabria Viva que nos ha mostrado ardiendo por sus entrañas a los héroes del siglo XXI que no quieren ser héroes: Bomberos, forestales, técnicos, pilotos, agentes medioambientales, UME, Guardia Civil, cuadrillas, maquinistas y decenas de vecinos que han defendido lo suyo, lo nuestro, con uñas y dientes, luchando contra lo imposible, pagando en sus carnes y almas los errores ajenos. Sólo ellos, que no han dormido ni descansado –algunos jugándosela por míseros sueldos, salvan con su dignidad esta cadena de olvidos que han teñido de negro mi tierra y de luto a sus gentes mientras unos y otros jugaban a la guerra acomodando su dialéctica al relato político. Miserables.
Y ahora, aquí, en este paraíso, quizá a salvo de todos, Sanabria apura un verano que nos ha quemado a todos y sus montañas se yerguen orgullosas sobre las cenizas. Venid a vernos.
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