Desde la raya
Héroes y soñadores
Mi Zamora Vacía está llena de casas que quieren ser habitadas, pueblos que esperan la alegría de los niños en sus calles
Tan distinto
Hermanas en rebeldía
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Iniciar sesiónLa CEOE de Zamora entregaba este viernes sus premios anuales en reconocimiento a los empresarios y empresas de la provincia en una gala en la que hubo, sobre todo, amor. Por encima de números y ganancias, si algo se destilaba en los premios era emoción, ... trabajo desde abajo. Marisa García Valbuena, de Lácteas Zamoro, era un corazón latiendo, palpitando, recordándonos que Zamora no está muerta, que un premio sin dotación económica es también una palmadita en la espalda para continuar el camino. Hombres y mujeres hechos a sí mismos, empresas familiares como Ángel Óptico, que nos enseña a mirar al futuro, o Conservas Anda, el mejor escaparate de la fértil huerta zamorana y toresana, o esa Alistana de Construcciones en la que sus dueños y después sus hijos empezaron desde cero en el Aliste rayano, duro, de piedra y pizarra, frontera a ninguna parte, tan hermoso.
En estos tiempos tan duros y difíciles para pequeños empresarios y autónomos, sacar adelante un negocio, crear riqueza y fijar población en nuestro Oeste sin vertebrar, es tarea de héroes, valientes, soñadores. Pero es que mi Zamora Vacía está llena de héroes, valientes y soñadores, que clavan los cimientos de sus empresas en la misma tierra donde se hunden las raíces, y riegan con sacrificio y fe en sí mismos el árbol de su vida hasta hacerlo dar frutos. Tan llenos de amor.
Mi Zamora Vacía está llena de oportunidades y de esperanza. Su cielo es azul, limpio, inabarcable; su tierra paciente, generosa, esperando a ser sembrada, florecida, como esperan los campos la primavera. Mi Zamora Vacía está llena de silencio, de la paz que buscan quienes huyen del ruido de las grandes ciudades, sus atascos y bullicios. Mi Zamora Vacía está llena de horas sin tiempo; llena de abrazos, de la cercanía y el trato amable de quienes reciben sin preguntas a los que vienen, de vecinos que aún sonríen y se paran, dan los buenos días, cuentan historias de los abuelos, que pisaron estas mismas calles.
Mi Zamora Vacía está llena de casas que quieren ser habitadas, pueblos que esperan la alegría de los niños en sus calles, campos dorados de espigas, pan blanco, vino oscuro y ríos de aguas transparentes donde aliviar la sed y el calor del verano.
Mi Zamora Vacía está hoy llena de forofos que han elegido creer -yo también creo- que nuestro equipo de fútbol ascienda este domingo, una especie de justicia divina por todo lo ocurrido en un año negro para el club pero glorioso para sus jugadores. Vamos, mi Zamora.
Mirad si es hermosa mi pequeña Zamora, que yo, sin esperar ya apenas nada, aún confío en que la suerte me sonría algún día por sus esquinas.
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