NOCIÓN PERSONAL
La España de las autonomías
«Nunca jamás, la ambigua Constitución del 78 y sus padres políticos soñaron con un escenario político frentista y ultranacionalista»
Deuda histórica y algo más
El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, en una imagen de archivo
Hace unos años, en conversación privada con Rodolfo Martín Villa, el todopoderoso ministro de la UCD que le dio el último empujón a la formación de Castilla y León en su formato actual -además de la postrera 'traición' socialista a Segovia en el Congreso durante ... el debate de la aprobación del Estatuto de Autonomía-, el leonés me expresó claramente el modelo de autonomía pensado que «era bastante diferente a lo que finalmente resultó».
Para empezar, en la etapa preautonómica se quedaron por el camino las nuevas autonomías uniprovinciales de Cantabria y La Rioja, antes provincias de Castilla la Vieja con capital en Burgos. Las élites políticas y económicas se movieron rápido y bien.
En medio de esta 'orgía autonomista', León y Segovia fueron los más reacios a entrar en Castilla y León. Pero finalmente a golpe de calzador -no vamos a profundizar- salieron en un parto difícil, el último de todo el Estado de las Autonomías, a la luz en el Congreso y el Senado, ya en manos del PSOE. Ni la capital en Tordesillas ni unas pocas competencias para dar una sensación de descentralización que armonizara en parte con las históricas y problemáticas Vascongadas, Cataluña y Galicia.
Curiosamente Alfonso Guerra, el cerebro principal del PSOE durante varias décadas además de vicepresidente de España, en una interesante entrevista en Canal Sur, terminó por afirmar algo similar a lo que años atrás escuché a Martín Villa: «Les hicimos una serie de concesiones a vascos y catalanes para llegar entre todos a un acuerdo, pero nunca para romper España y crear naciones independientes«.
Guerra se sintió «engañado por los nacionalistas tanto de derechas como de ultraizquierda». Finalmente, el nada sospechoso dirigente político socialista, no acepta ni ve con buenos ojos todo lo que está sucediendo para lograr una presidencia de Gobierno y lo que se está ofreciendo a cambio.
Nunca jamás, la ambigua Constitución del 78 y sus padres políticos soñaron con un escenario político frentista y ultranacionalista porque «lo que se buscaba era un consenso. Había ilusión por construir, acordar, dialogar», insistía el andaluz. Castilla y León, como otras ya han anunciado medidas judiciales para impedir lo que se sabe va a perpetrarse, una traición que parta España en dos tipos de territorios. La igualdad constitucional se ha fragmentado.