El museo que recuerda a Mariemma en Íscar reabre con una colección ampliada

De su puesta a punto se ha encargado la que fuese su sastra de referencia, Tomasa Benito («Tommy»), que se unió a ella en 1964. «Era muy especial porque sabía muy bien lo que quería», recuerda esta modista de Cogeces de Íscar que ha trabajado también para el teatro de la mano del productor Enrique Cornejo y el cine (cuya artesana mano de obra le valió un Goya por «El Perro del Hortelano»).

Sedas, telas de papel y un recién aparecido nylon eran la base para una confección en la que podía tardar «dos o tres días». No recuerda que algún traje le costará especialmente su confección, «quizá el que utilizó para la inauguración del Teatro Real, porque quería que fuera 'de calle' y que a la vez sirviera para bailar».

A pesar de ser de pueblos cercanos, «Tommy» conoció a Mariemma ya en Madrid gracias a un amigo común entre su abuela y la bailarina. «Entonces yo trabajaba en un taller de teatro. Me ofreció irme con ella y no me lo pensé». Juntas viajaron por medio mundo. «Vivíamos juntas. Siempre me llevé muy bien con ella y nos entendíamos. Exigía porque era una profesional de los pies a la cabeza», recuerda la modista.

Tomasa Benito cree que el vestuario que desde este lunes se puede contemplar en el Museo Mariemma de Íscar «no pasa de moda» y se podría utilizar «en cualquier espectáculo de danza actual» como entonces hizo Mariemma con los trajes heredados de su admirada Antonia Mercé.