«Forzados» a las colas del hambre: «Es la primera vez que me veo en una situación así»
Nunca falta gente, pero con la crisis del Covid-19 organizaciones como Cruz Roja han sumado bocas a las que alimentar
Personas esperando a recibir ayuda en Cruz Roja
«¿Ahorrar? ¿Y eso qué es?». Hay quien ni sabe ni puede guardar para los por si acaso. Vive casi con menos de lo imprescindible y necesita de la ayuda de las organizaciones sociales para tener un vaso de leche que desayunar y unos garbanzos ... que comer. Nunca falta gente, pero con la crisis del Covid-19 las colas del hambre han sumado bocas a las que alimentar. Lo reconocen quienes por primera vez se han visto en la obligación de acudir y quienes llevan más años. Esta situación sobrevenida no sólo les ha evidenciado que es «más difícil» encontrar un trabajo que se les resiste, sino que han visto cómo la fila de gente esperando su turno se ha alargado, y con nuevos perfiles.
Cargada, pero sin peso de una bolsa llena de más bolsas, se suma a la hilera Ana (nombre ficticio). De 38 años, en enero de 2020 se quedó en desempleo... Llegó la pandemia, se paralizó la actividad, fue «tirando del paro» tras toda la vida trabajando... «y forzado te ves» a tener que solicitar ayuda social. Desde hace seis meses, acude a Cruz Roja en Valladolid, donde le suministran los productos para cubrir las necesidades básicas, a las que se ha añadido en este tiempo su «bebé», para quien también le suministra pañales, toallitas, biberones... «En cuanto acabe la maternidad, a volver a empezar», señala deseando volver al mercado laboral.
Tiene claro que no le importa trabajar «en una cosa o en otra»» y dejar atrás esta época que jamás imaginó vivir. «Es la primera vez que me veo en una situación así. Toda mi vida he estado trabajando y he tenido mis posibilidades de salir adelante sin ningún tipo de ayuda. Pero si te toca, te toca», asume con resignación. «Obviamente, lo que esperas es poder seguir como estabas», recalca, confiada en «salir pronto de aquí».«No es agradable» tener que llegar a solicitar ayuda de fuera.
En su familia la situación también «es complicada» y no tenían más colchón y su pareja hace más tiempo que tampoco tiene trabajo y no percibe paro. «No te ves nunca en una situación así, pero es lo que hay», afirma. «Si quieres, con poco te apañas», añade para intentar normalizar una situación en la que, confirma, más conocidos también se han visto abocados en esta crisis. Que acude más gente y «más diversa» en busca de ayuda para cubrir las necesidades básicas lo confirma también María (nombre inventado), de 33 años, con cuatro hijos de entre cuatro meses y diez años, y que desde hace seis años acude a Cruz Roja. «No hay nada. No podemos trabajar. A mi marido, aunque echa currículum, no le llaman», lamenta. En este tiempo, algún trabajillo han ido encontrando, pero la pandemia ha cerrado esa puerta. «Tuve que llamar a la asistenta para una ayuda de emergencia para pagar el alquiler los meses del confinamiento» en los que ni una «chapuza» que echarse al bolsillo.
«Me sirve para comer»
En la cola, también un matrimonio de 62 y 63 años. Desde que se quedó sin su último trabajo, hace seis años, él no ha encontrado otra nómina y ahora confía en que en julio le pueda llegar la jubilación tras toda una vida trabajando «de lo que me salía», dice quien ha sido dependiente, albañil... Ella tampoco tiene empleo. Su edad lo complica aún más, reconocen. Con «los 430 euros» de la ayuda social y, aunque tienen casa en propiedad y eso les da un respiro, «sin esto, ¿cómo se puede?», se preguntan, mientras aguardan a llenar el carro con las provisiones del mes para cubrir las necesidades básicas. Reconocen que «es duro» tener que llegar a pedir ayuda social, pero sin trabajo ni ingresos y sin la posibilidad de que sus hijos les ayuden, no les quedó otra, dicen conscientes de que «hay mucha gente, algunos mejor y otros peor», en su situación.
La que conoce también desde hace dos años otra joven madre de dos hijos. «Me sirve para comer», resume sobre el sustento que reciben en las colas del hambre en las que ella ha visto como con la crisis del Covid-19 comenzó a llegar «mucha gente». «Antes no había tanta». Sólo el Plan Cruz Roja ‘Responde’ frente al Covid-19 -hay otras también otras organizaciones- atendió a 126.767 personas en Castilla y León.
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