De criptas, brujas y demonios

al hablar de literatura de terror y fantástica, es más que probable que el lector medio piense de inmediato en nombres como los de Mary Shelley, con su ‘Frankenstein’, Edgar A. Poe, Lovecraft o, en la actualidad, el omnipresente Stephen King. Serán ya menos los que puedan citar varias obras o autores de la literatura española en este campo.

Ciertamente, no ha sido un género que haya gozado de un especial predicamento en nuestro país. Y, sin embargo, aunque nunca se haya consolidado como en los países anglosajones, hay un variado elenco de autores que lo cultivaron. Hasta fechas no muy lejanas, parte de la crítica literaria dudaba incluso acerca de su propia existencia en España, en contraste con el auge experimentado en otras latitudes. No obstante, las modernas técnicas de investigación bibliográfica y hemerográfica, así como los trabajos más recientes llevados a cabo por los estudiosos de nuestra literatura, van revelando un panorama bien distinto. Entre las espesas brumas del olvido, comienza a vislumbrarse una inédita pléyade de autores hispanos cuyo cálamo se aficionó a la escritura de relatos fantásticos y de terror.

Y las viejas tierras leonesas y castellanas fueron uno de los territorios que más atrajeron su atención. Una rica tradición oral, en la que lo histórico y lo legendario se entremezclan, o sus ancestrales costumbres, podrían ser una de las razones que ayudan a explicar esa especial predilección de los escritores españoles para ambientar en él sus obras más perturbadoras.

Así viene a demostrarlo la reciente publicación del libro ‘Relatos fantásticos y de terror de Castilla y León (1835-1932)’, editado por Librucos, que tuve el honor de prologar. El trabajo de recopilación y selección realizado por Ramón Villegas, en una verdadera tarea de arqueología literaria, rescata autores y obras en muchos casos desconocidas, alguna de las cuales hallarán acomodo por primera vez entre las páginas de un libro.

En este aquelarre literario se concitan autores consagrados como Gustavo Adolfo Bécquer -con dos leyendas ambientadas en tierras sorianas-, José Zorrilla -con una obra de juventud, ‘La mujer negra o una antigua capilla de templarios’-, y otros que, sin alcanzar la nombradía de aquellos, disfrutaron de cierto predicamento en su época, como el catalán Víctor Balaguer o el bohemio irredento Pedro Escamilla. A su lado, aparecen algunos de los miembros de esa legión de galeotes de la pluma cuya obra, casi íntegramente publicada en los periódicos -muchos de ámbito local o provincial-, se esfumó tan pronto como cabía esperar de este efímero formato. Al no ser objeto de posteriores ediciones impresas, no quedó constancia alguna de estas creaciones en los registros bibliográficos, lo que llevó a varios estudiosos -algo, por otro lado, comprensible con los datos de que disponían- a negar la misma existencia del género fantástico y de terror en nuestro país.

Y esta selección de 31 relatos es una muestra de hasta qué punto un territorio como el de Castilla y León, envuelto en un halo de legendario misterio, sirvió de inspiración a tantos autores del género fantástico y de terror. Sus páginas nos transportan a un sinfín de épocas y lugares. Los gélidos páramos de Sedano, Cernégula con sus brujas, criptas templarias en Torquemada, una fantasmagórica noche de san Juan en Simancas, macabros esqueletos danzantes en la Montaña de León, historias satánicas en las míticas Tierras de Lara, torreones medievales con fantasma, como la salmantina Torre del Clavel, en plena Guerra de los Bandos, el becqueriano Monte de las Ánimas a orillas del Duero soriano, casas endemoniadas, viejas historias de los pinares de Valsaín y la propia capital segoviana, con el omnipresente diablo, o el zamorano Bosque de Valorio sobrevolado por hechiceros enanos a lomos de cuervos, son solo algunos ejemplos.

un conjunto de relatos -la mayoría ignotos- que concederán al lector el privilegio de ser un pionero entre los aficionados a este género, de poder leer, por primera vez desde que se publicaron hace más de un siglo o siglo y medio, muchas de estas obras que parecían yacer sepultadas para siempre y que, gracias a esta aventura editorial, han sido devueltas a la vida. Y, con ellas, renacerán las viejas leyendas y mitos que, en muchos casos, inspiraron a sus autores, recogiéndolas de una tradición oral que hunde sus raíces en lo más profundo de la historia de esta tierra ancestral.