Muere el profesor y poeta toledano Jesús Pino, director de la revista Hermes
La mayor parte de su vida trabajó como profesor de Física y Matemáticas en el colegio Nuestra Señora de los Infantes
Al trote fue creciendo la mañana
SANTIAGO SASTRE
Toledo
Yo he tenido pocos maestros en mi vida. ¿Qué es un maestro? Lo diré con un ejemplo: es como cuando un niño pequeño no ve una procesión porque delante hay mucha gente y su padre lo coge y lo pone sobre sus hombros para que ... consiga ver. Eso es un maestro: alguien que te ayuda a ver más y mejor.
Jesús Pino, que falleció el 12 de mayo a consecuencia de un ictus, fue uno de mis maestros. Lo conocí en el colegio Infantes, donde trabajó como profesor de Física y Matemáticas la mayor parte de su vida. Sus clases eran una lección de sobriedad y sabiduría. Acudía siempre con su bata blanca. Nunca se torcía al escribir fórmulas o textos en la pizarra. A veces no dábamos clase y nos poníamos a hablar de algún tema de la actualidad, del que siempre podríamos sacar alguna enseñanza ética. Casi siempre estaba envuelto en el humo del tabaco, porque, para decirlo con Quevedo, era un hombre pegado a su ducados.
😢DEP Jesús Pino, entrañable profesor y poeta, que tuve la suerte de tener como maestro de matemáticas. Siempre amable, siempre tranquilo, siempre cariñoso... nos deja un recuerdo imborrable. Fue, además, un gran dinamizador cultural de la ciudad a través de la revista "Hermes". pic.twitter.com/J1RNUBW8R5
— Toledo Olvidado (@Toledo_Olvidado) May 13, 2025
Por entonces yo tenía clara mi vocación por las letras. Y recuerdo que me decía que los números y las letras se parecen, guardan parentesco. Por fuera son diferentes, pero si excavamos un poco, advertiremos que sus raíces se unen. Las matemáticas constituyen una disciplina abierta e incompleta, como sugería Gödel, y con el lenguaje hay muchas cosas que no podemos decir. Esto hace que las letras y los números tengan un aire de semejanza.
Jesús Pino era un poeta como la copa de un pino. Después de tantear con el teatro, apareció un libro de poemas memorable que reflejaba su mirada matemática sobre el mundo : Ensayo sobre el Sol, que publicó la editorial Gómez-Menor. Aún recuerdos unos versos suyos. «Vengo a ocupar lugar en el planeta. /Y asumo su materia enamorado». Conocer a Jesús y leer este libro marcaron mis inicios en la literatura. Él me ayudó cuando fundé con unos amigos la revista Tutankamón, le hice una entrevista y publicó poemas en ella.
Jesús era un todoterreno en la poesía. ¿Qué significa? Era capaz de hacer excelente poesía medida y rimada (bordaba los sonetos), también poesía metafísica que no se debe leer con ánimo de entender sino de gozar con su lenguaje, y poesía con argumentos o experiencias que se desarrollan con claridad. Le gustaba jugar con el lenguaje. Recuerdo que me dejó leer un poemario inédito titulado Arquitectura en el que en los poemas no aparecía ni un solo verbo (un poemario averbal).
Jesús Pino era un poeta nocturno (en contrapartida, sus siestas eran sagradas). Por la noche se encerraba en su despacho y se pasaba horas y horas leyendo, escribiendo, contestando cartas (yo conservo algunas). Y así construyó una obra muy interesante en la que predomina la poesía, pero también se dedicó a los cuentos y a la investigación histórica relacionada con su pueblo, Villarrubia de Santiago. Dirigió revistas, fue promotor de Hermes, editor casero, participó en programas de radio, en recitales, en presentaciones de libros… Pero no le gustaba mucho la vida social, salía de su cueva con el ánimo de regresar a ella lo antes posible, a ese ámbito en el que disfrutaba de su familia y la literatura.
Aún recuerdo su alegría cuando ganó el premio Literatura que le concedió la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas, que se le entregó en la sacristía de la Catedral y recogió leyendo un breve poema. La última vez que hablé con él fue en la presentación de un libro en la iglesia de san Miguel, que recogía todos los villancicos que había escrito para que el gremio de hortelanos felicitara la Navidad. Recuerdo que en otra presentación dijo: «Yo ya soy muy mayor y no puedo hablar rápido». Pero cada vez que hablaba había un brillo especial en sus palabras, era un gozo poético oírlo con ese tono de voz tan especial. Era un hombre que conjugó la bondad con la sabiduría.
Es una pena que no tuviera el suficiente reconocimiento que merecía. Nos queda el recuerdo de su persona, a quienes lo conocimos, y también la objetividad de su magnífica obra, que ojalá se pueda difundir más, en reediciones y antologías, y se puedan publicar los textos que ha dejado inéditos, que no son pocos. Ahora también ocupa un hueco enamorado en lo profundo de nuestra memoria.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete