Claves y lagunas de la nueva ordenanza de pisos turísticos de Toledo

Tras su exposición pública, se espera que esta modificación del plan general urbanístico de la ciudad se pueda aprobar en tres meses. No obstante, desde que se hizo público el anuncio para frenar el 'boom' de este tipo de actividad turística en la ciudad, todas las licencias se han suspendido, aunque la norma no tiene efectos retroactivos.

Tras su presentación, los grupos de la oposición en el Ayuntamiento de Toledo valoraron este documento y se plantearon algunas preguntas al respecto. Así, Carlos Velázquez, el candidadato del PP a la Alcaldía y presidente del PP toledano, habló de «triunfalismo injustificado» de la alcaldesa a costa de esta ordenación que, a su juicio, debería ir acompañada de una política de vivienda para recuperar residentes en el Casco. Aún estando de acuerdo con la necesidad de esta regulación de los pisos turísticos, considera que tiene que venir acompañada de un fomento real de habitantes en el casco urbano y se preguntó cuántas viviendas de cada cinco están ocupadas hoy por residentes si se contempla una de cada cinco para el turismo.

Desde Ciudadanos su portavoz, Esteban Paños, se preguntó también por el criterio que se va a utilizar para calcular ese 20 por ciento máximo de apartamentos turísticos y fue muy crítico con la forma en que se presentó el proyecto, antes de darlo a conocer al resto de grupos polítios del Ayuntamiento. Paños lamentó que está todo sin matizar y sin concretar. «Hay muchos detalles que concretar antes de salir a hacerse la foto y vender algo tan necesario para el Casco Histórico», afirmó.

Txema Fernández, de IU-Podemos, también rechazó, en principio, esta normativa porque considera que «no va a solucionar ninguno de los problemas de turistificación del barrio». Asimismo, lamentó que la regulación «no contemple hoteles ni conventos que forman parte del censo de instalaciones hoteleras» pues afirma que «ya hay zonas tensionadas y se va a promover que exista más tensión en zonas del Casco, o que en los Cigarrales o en el resto de la ciudad se puedan convertir en macrohoteles dedicando edificios enteros a este uso». María Ángeles Ramos, concejal de Vox, también cuestionó la normativa y, sobre todo, recordó que el POM, anulado en los tribunales, sigue «en el cajón».Lo cierto es que el equipo de gobierno defiende este proyecto que la alcaldesa presentó el pasado 14 de febrero acompañada, entre otros, por el gerente del Consorcio de la Ciudad de Toledo, Jesús Corroto; el presidente de la Real Academia, Jesús Carrobles; la presidenta de la asociación de comercios del Casco Histórico Distrito 1, Nuria Fernández y la coordinadora de Asociaciones de Vecinos del Casco Histórico, Mari Luz Santos. 

En los últimos años, ciudades como Venecia, en Italia, o Santiago de Compostela, en España, han visto crecer de forma desorbitada los pisos turísticos y aunque la ciudad de Toledo no ha llegado a límites de saturación tan elevados como en estos dos casos, era urgente poner freno a esta situación y dotar al Ayuntamiento de mecanismos para evitar que esta moda afecte a la ya debilitada vida del Casco Histórico.

El documento que ha sido sometido a información pública justifica la intervención en el aumento del turismo en el conjunto monumental, «en parte impulsado por la aparición de vuelos de bajos costes, la masificación turística y un nuevo medio surgido principalmente por las plataformas digitales de alquiler, que han empleado el alquiler de la propia vivienda en su totalidad o por habitaciones y ha hecho surgir un nuevo fenómeno destinado a un consumo rápido y directo que va extendiéndose por los barrios de la ciudad, en especial en el Casco Histórico». «El origen se produce con la aparición de plataformas de comercialización a través de páginas web que permiten alquilar habitaciones en viviendas particulares, si bien la multiplicación de estas plataformas digitales, unido al cambio en las tendencias de consumo durante la crisis económica, han sido factores para su consolidación definitiva en el mercado turístico», explica.

Este nuevo medio de alojamiento se mueve entre el uso tradicional residencial y el uso hotelero, pero como un nuevo modelo de negocio que no esta del todo regulado. «Constituye un uso urbanístico distinto al de vivienda que consiste en el destino de un inmueble ubicado en un edificio residencial a la actividad de hospedaje de personas mediante su cesión temporal a terceros, a cambio de una contraprestación económica», dice el documento. Así, la falta de regulación ha alterado parte del tejido urbano, sobre todo en aquellos barrios que, como el Casco Histórico de Toledo, son mucho más sensibles a las modificaciones rápidas de su composición interior.

Según el citado documento, «este nuevo uso puede alterar, en esencia, la tipología de la casa toledana, y puede afectar a la oferta de vivienda habitual, tanto en propiedad como en alquiler, y al comercio tradicional de la ciudad, ya que está ocupando el espacio de la vivienda tradicional de particulares, sin que se encuentre regulado en una normativa clara que exija una serie de requisitos específicos para ello«.

No obstante, destacan que «este uso de los inmuebles fomenta la inversión en rehabilitación en el Casco Histórico», pero, al tiempo «sustrae viviendas de la función residencial, unifamiliar o plurifamiliar, que debe ser predominante, sustituyendo el uso residencial por un uso terciario de tipo extrahotelero» y «la falta de regulación está ocasionando problemas de carácter medioambiental y de convivencia con la población residente».

Está claro que esta falta de normativa ha llevado al desarrollo de esta actividad económica sin control, por lo que es urgente actuar para evitar en Toledo lo que ya está ocurriendo en otras ciudades europeas . Esta es la filosofía de esta modificación promovida en Toledo que se ya está poniendo de ejemplo en otros lugares de España, como en Cáceres, cuyos vecinos han reclamado a su Ayuntamiento una regulación similar a la de Toledo.

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