Una ficha solidaria para salvar los caballitos de la Vega

Ahora el último tiovivo, la atracción de feria más popular en la capital de Castilla-La Mancha, ha sido pisoteado por la gran nevada. La carpa está hundida, reventada por el paso del gigantesco manto blanco. Aunque las figuras, afortunadamente, sólo tienen algunos arañazos.

De nada sirvieron los puntales que los Torrecillas colocaron antes del temporal. «Nunca esperábamos lo que cayó», dice a ABC Isabel, triste al ver cómo un negocio asociado a la historia local ha colapsado ahora por una borrasca. «Puede ser un ejemplo de cómo está la economía» , ilustra una mujer que comenzó a trabajar en sus caballitos a los 12 años. «He visto generación tras generación pasar por ellos», afirma con orgullo la responsable de un carrusel azotado también por el coronavirus.

Pide la ayuda del Ayuntamiento, aunque sea pequeña, para remontar el vuelo. Mientras llega esa mano de auxilio, a Isabel y a su hermano Ramón se les ha ocurrido poner en marcha la ficha solidaria , con la que pretenden recaudar los 5.000 euros que podría costar que un herrero pusiera a punto, otra vez, el carrusel de la Vega. «Porque nosotros no tenemos ese dinero», asegura Isabel, quien colgó un vídeo emotivo en sus redes sociales poco después de ver el estado de sus caballitos y negocios aledaños. «Pedimos ayuda, que se acuerden de la pequeña empresa, que intentamos salir adelante; que somos luchadores natos», reclama en la grabación.

A los benefactores con la ficha solidaria les compensarían con viajes en la famosa atracción. «Y, si logramos recaudar un importe mayor, donaremos el sobrante a Cipriano, "el amigo de los pobres", porque nosotros queremos ayudar a los toledanos», explica la portavoz de los hermanos Torrecillas, una familia con la feria en su ADN.

Pero todavía puede que no haya pasado lo peor. Ahora se anuncian lluvias torrenciales y vendavales. «Queda un hierro en pie; si se rompe, todo se va al traste». Y Nancy, Perdigón, Satán, Meloso, Pedrito... tendrían muy difícil volver a hacer sonreír a los niños, a las puertas de cumplir en 2020 el primer medio siglo en el toledano paseo de la Vega.