María Pacheco como texto y pretexto teatral en 'Desobediente María'
Tres actrices reivindican, critican, argumentan, discuten, reflexionan, cantan, bailan...; y el motivo central es el nombre más que la figura de trascendencia histórica María Pacheco
Antonio Illán Illán
'Desobediente María' es una obra teatral de la dramaturga uruguaya Marianella Morena, basada en un proyecto de Salvador Collado. La dramaturgia y dirección es también de la propia autora. La pieza se presenta como un juego teatral en el que tres ... actrices tienen la oportunidad de reivindicar, criticar, argumentar, discutir, reflexionar, cantar, bailar, percutir y gritar, abordando numerosos temas con diversos matices, tanto del pasado como del presente.
La obra explora la mirada personal sobre el personaje de María Pacheco, más allá de su importancia histórica, indagando en el punto de vista y la opinión que cada actriz aporta al personaje. Se trata de un proceso de apropiación de los parlamentos y una lucha por defenderlos, en un relato y representación sin final, similar a las cajas chinas. Aún así se realiza una reivindicación absoluta del personaje y sus vicisitudes vitales, su compromiso político, la fidelidad a las ideas de su esposo y el rencor persistente que le guardó de por vida el rey Carlos I, al que se le ajustan un tanto las cuentas.
La ficción teatral toma a la toledana María Pacheco, esposa de Juan de Padilla y tan «comunera» como él, como pretexto para hacerse preguntas sobre el ser humano y sus comportamientos y para dar algunas respuestas. Entre las preguntas podemos destacar algunas como: ¿Desde qué lugar traemos el pasado al presente? ¿Cómo se representa a María Pacheco en el teatro y cómo la mostramos? ¿Desde qué lugar y con qué cuerpos unas mujeres hablan de otra mujer? Estas preguntas subrayan la intención de la obra de conectar el pasado con el presente y explorar la identidad y la representación femenina en el teatro. Y hay muchas respuestas y una en la que más hincapié se hace es el miedo. Pero todas las respuestas también tienen que ver con una visión feminista de la existencia. María Pacheco impuso su opinión en un mundo de hombres, pero debió huir para salvar la dignidad y la vida. Esa idea de mujer fuerte, que hoy se impone, es una respuesta que podemos encontrar en el texto de Marianella Morena.
Puestos a indagar un poco más en la profundidad del contenido del texto tendríamos que ir a una reflexión sobre cómo articula la sociedad la memoria sobre los hechos históricos acontecidos. Ahí es cuando María Pacheco deja de ser un pretexto para convertirse en una disquisición sobre la memoria y la construcción del relato de la historia. El espectáculo, que en lo superficial puede parecer repetitivo y trivial, encierra un compromiso en el que la escena reconfigura sus mecanismos de acercamiento a la verdad para ofrecer espacios contranarrativos que se alejen de los mecanismos ficcionales habituales y activen la convención teatral desde lo real, desde la convocatoria a los testigos de la historia. Y luego el motivo se conjuga con la realidad del presente. Aunque en esta obra también encontramos cierto realismo mágico con las apariciones, más o menos virtuales, imaginarias o simplemente soñadas del espectro de María Pacheco al conjunto de una saga familiar. Apariciones sobre las que siempre se guardó silencio, hasta que estas tres costureras hermanas se deciden a hablar. Las tres hermanas que hablan lo que hacen es vencer el ancestral miedo. En el fondo el contenido promueve una sociedad que no tema expresarse individual y conjuntamente desde sus emociones, sus circunstancias y su realidad más natural (es muy simbólico el tema de la sangre menstrual); y en ese decir y en ese escuchar compartido se genera el medio de construcción de una sociedad que camina hacia un futuro mejor.
Acercándonos a lo más concreto, la obra parte de un fenómeno paranormal como es las apariciones de María Pacheco a tres hermanas costureras de Toledo: Jara, Oliva y Encina. Podríamos pensar que estamos ante una historia de «realismo mágico». La pieza está llena de contrastes tanto en lo que se refiere al tema como a la manera de desarrollarlo a lo largo de la representación. En el tema que trata va del realismo (el taller de tres hermanas costureras) al carácter fantástico de las apariciones frecuentes a estas jóvenes desde su infancia. Alrededor de eso se construye la historia.
Esta obra femenina y feminista, dirigida e interpretada por un elenco femenino, con ser interesante el texto, como ya se ha escrito, se sustenta esencialmente en las virtudes de la interpretación. Laura Hernando, Lucía Trentini y Candela Solé realizan un trabajo espectacular con múltiples registros diferentes; una interpretación entregada y matizada de las tres actrices, quienes cantan, bailan, suplen a los instrumentos musicales y despliegan una enorme energía y vitalidad.
En la dramaturgia es muy importante el canto y la música. Desde el inicio está presente el canto a capella. Luego se acompañan con la percusión ya sea de objetos (cajas, muebles, botella…) o de su propio cuerpo (palmas en el pecho, pitos, taconeos…). La música y las canciones de muy diferentes estilos, con predominio del rap, se inserta en la obra y logra dinamismo y diversión.
También hay que destacar en la apuesta dramatúrgica el sentido del humor, presente en todo momento a través de gestos y la complicidad de las actrices. Este humor se alterna con momentos más dramáticos como el silencio impuesto a las mujeres por su propia madre (en una evocación que nos recuerda a la Bernarda Alba de García Lorca). Quizá uno de los instantes más significativos ha sido el sketch el fútbol femenino con evocación del «piquito» de Rubiales incluido y su contraparte, el del fútbol masculino con sus abundantes gestos testosterónicos.
El público que acudió al excelente Teatro Auditorio Juan Pascual de Mena de Villaseca de la Sagra aplaudió con ganas este espectáculo que pergeña y produce el incansable Salvador Collado.
Título: Desobediente María. Texto y dirección: Marianella Morena. Intérpretes: Laura Hernando, Lucía Trentini y Candela Solé. Escenografía e iluminación: Bibiana Cabral. Música: Lucía Trentini. Vestuario: Cornejo. Producción: Salvador Collado. Escenario: Teatro Auditorio Juan Pascual de Mena (Villaseca de la Sagra).
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