Los cazadores de Castilla-La Mancha apuntan al 8 de octubre tras una media veda «agridulce»

Situación que coincide en el tiempo, además, con la berrea, es decir, el periodo de celo en el que el ciervo macho lanza sus bramidos por los bosques y las rañas para conseguir aparearse con el mayor números de hembras y, de este modo, garantizar el futuro de la especie. Una época que para este año se presentaba llena de incertidumbre debido al impacto de la enfermedad que afecta de lleno a este animal durante el verano, pero que afortunadamente va a ser leve en el caso de Castilla-La Mancha.

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«La incidencia está siendo bastante baja, ya que alcanzará tan sólo a un 5 o 10 por ciento de la población de ciervos», asegura a ABC el presidente de la Federación de Propietarios Rurales para la Gestión Cinegética y Conservación del Medio Ambiente (Aproca), Luis Fernando Villanueva, que explica que los mayores porcentajes de mortalidad por esta patología se está dando en aquellos cotos de caza donde hay un modelo de gestión más intenso.

El también director de la Fundación Artemisan, entidad dedicada a la investigación, comunicación y defensa jurídica de la caza en España, quiere dejar claro que la enfermerdad hemorrágica epizoótica «no es zoonótica, es decir, que no se transmite de los animales a los seres humanos». Su incidencia, según indica, «se ha alargado durante tres o cuatro semanas de verano, sin extenderse porque es en otoño cuando los ciervos se juntan más, por lo que la previsión es que su afección se reduzca en próximas fechas y se pueda hablar ya de inmunización».

En cualquier caso, sí que ha echado en falta durante este periodo «más implicación» por parte de las administraciones públicas para poder atajar antes los problemas derivados por esta patología en algunos cotos de caza. «Por el momento, la única restricción que se emite a los cotos -comenta- es el movimiento en vivo, pero no hay ningún tipo de medida de reducción de la actividad cinegética, al contrario, se facilitará el adelanto de la caza a rececho donde esté la enfermedad, con el objetivo de eliminar los animales afectados de forma grave».

De este modo, ya está casi todo preparado para que, a partir del 8 de octubre, pueda comenzar a cazarse tanto el ciervo como el gamo, el muflón y el jabalí en cuanto a caza mayor, junto con otras especies de caza menor: conejo, zorro, liebre ibérica, aves no migratorias, becada, paloma zurita, zorzal alirrojo, zorzal común, zorzal real, avefría, paloma torcaz, paloma bravía y la urraca.

Villanueva cita dos especies que no pasan por su mejor momento, como el conejo, en los últimos años con alta densidad, pero que, según él, «ha criado peor y cuenta con menos poblaciones», como han comprobado en los descastes. Es el mismo caso, apunta, que la perdiz, que «rebajó sus polladas de primavera a causa del calor y las posteriores lluvias, y no ha remontado en las segundas puestas, también más pequeñas. Ha sido uno de sus peores años».

«En principio, las perspectivas no son muy optimistas», afirma Agustín Rabadán Picazo, presdiente de la Federación de Caza de Castilla-La Mancha. En cuanto a caza menor, explica que «el conejo está presente en casi la totalidad de la región, aun teniendo en cuenta que puede haber zonas donde las poblaciones son testimoniales. Lo cierto es que con carácter general su población es abundante y muy abundante en zonas muy concretas de La Mancha y Manchuela». No obstante, apunta que este año las poblaciones han bajado, dado que «ha criado muy mal debido a la primavera tan calurosa y las posteriores lluvias de junio».

Respecto de la liebre, dice que se está apreciando una tendencia a su recuperación, poco a poco, pero está constatada una cierta recuperación. Y por lo que se refiere a la perdiz roja, asegura que este año la cría ha sido mala. «Cuando el año es malo de cereal, es malo para la caza. La primavera fue muy calurosa sobre todo en abril, lo que hizo que la perdiz se levantase de los nidos y estos se perdieran, después las lluvias torrenciales de mayo y junio y un verano muy seco han contribuido a que crie muy mal y que en caso de segundas puestas hayan sido mínimas y con polladas muy pequeñas», asegura.

Es por ello, que el presidente de la Federación de Caza de Castilla-La Mancha recomienda que «la gestión de esta temporada sea especialmente cuidadosa, reduciendo cupos de captura, días de caza e incluso no cazarla en aquellos acotados en que su situación no sea la adecuada. No obstante, serán los propios gestores de los cotos, los que con su buen criterio, que ha sido ampliamente demostrado en las temporadas difíciles, deberán poner en marcha las medidas que estimen oportunas para no poner en riesgo la permanencia de las poblaciones silvestres».

En cuanto a la caza mayor, Rabadán cree que será una temporada buena, en la línea de los últimos años. «El jabalí se mantiene al alza, provocando daños de diferente consideración en cultivos, aunque entendemos, que con la ampliación de la temporada acordada por la administración para esta especie, el problema está controlado de manera razonable. También los cérvidos (ciervo, gamo), muflón, cabra y corzo, se están expandiendo incluso a zonas donde antes no estaban, incluso causando problemas de superpoblación en determinadas zonas de la región», manifiesta.

El presidente de Aproca hace también un balance «agridulce» de la media veda en Castilla-La Mancha, que en su opinión, ha estado marcada, un año más, por la ausencia de la tórtola común. «La codorniz ha estado apenas inexistente por el clima árido, excepto en Guadalajara y parte de Cuenca; la tórtola lleva desde hace tres años dentro del catálogo de especies cinegéticas no cazables por la moratoria europea, aunque con una cierta recuperación, y la paloma torcaz es la única en auge, al ser cada vez es menos migratoria y más sedentaria, como ocurre en algunos puntos de la provincia de Ciudad Real», apunta.

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Por eso, insiste en la puesta en marcha de un plan regional de recuperación de la caza menor en Castilla-La Mancha, sobre todo en el caso de la perdiz. Así, recuerda los acuerdos alcanzados por la Real Federación Española de Caza con los grandes partidos políticos antes de las elecciones generales del 23 de julio a raíz de la campaña 'La caza también vota', con la que querían visibilizar a los cuatro millones de votantes dentro del sector cinegético. «Esperemos que secunden nuestras demandas», manifiesta Villanueva.

Un acuerdo similar es el que se alcanzó el 18 de mayo en Castilla-La Mancha el entonces candidato del PSOE a la presidencia de la Junta de Comunidades y actual jefe del Ejecutivo castellanomanchego, Emiliano García-Page, que firmó con los representantes del sector el Pacto por la Caza.

«Vamos a apoyar al sector de la caza en Castilla-La Mancha y nadie puede tener ninguna duda», decía entonces el presidente regional durante la rúbrica de este acuerdo que hablaba de «caza sostenible». A su juicio, «esta actividad es no sólo factor social y tradicional, en buena medida con un claro componente histórico y cultural, sino con una faceta claramente económica y de empleo».

En este sentido, desde la Consejería de Desarrollo Sostenible, departamento del que depende la gestión de la actividad cinegética, destacan a ABC que la caza moviliza en la región más de 600 millones de euros (el 1,7% del PIB regional), fomentando la creación de cerca de 14.000 empleos anuales.

Además, desde el Gobierno autonómico se está apostando por la incorporación de los jóvenes y las mujeres. Prueba de ello es que Castilla-La Mancha fue pionera a la hora de otorgar licencias gratuitas de caza a las personas empadronadas en la comunidad que practican esta actividad. «Una iniciativa que García-Page quiere hacer extensible al resto de comunidades, con un gran acuerdo entre las mismas del que se beneficie el sector», señalan.

Bajo el mandato del presidente Emiliano García-Page, también se recuperaron los cotos sociales y ya existen 9 en la comunidad autónoma (más de 14.000 hectáreas en total). «Es una herramienta más para la practica cinegética que hemos puesto al servicio de cazadores y cazadoras», subrayan desde la Consejería de Desarollo Sostenible, que informa de que al cierre del año 2022, había un total de 115.763 licencias de caza en la región, de las cuales la mitad son de gente que vive aquí, un dato inequívoco del tirón de este sector en Castilla-La Mancha.