Réquiem del tren en Cuenca, que este martes dio su último servicio

El consejero de Fomento de Castilla-La Mancha, Nacho Hernando, justifica el cierre del servicio, argumentando que «no veo en el futuro un tren que tarda siete horas» en ir de Madrid a Valencia. Además, en su tramo más concurrido lo utilizaban 37 personas y el mantenimiento de la línea cuesta diez millones de euros cada año. «Esto es como si alguien se opone a que se cierren abrevaderos o a ir en carros por calzadas romanas», ironizó Hernando, quien considera que la receta contra la despoblación pasa por «la rapidez, los buenos precios y los buenos servicios». «No podemos anclarnos en viejos modos de transporte», insistió.

Asimismo, el consejero de Fomento considera que detrás de las protestas están los movimientos sindicales y también la oposición, que ha hecho de este tema «una cuestión partidista». Hernando recordó que el PP «estaba dispuesto» a cerrar la línea sin obtener nada a cambio. Sin embargo, desde el Gobierno y la Junta se están dando múltiples alternativas, como el transporte bajo demanda, ya disponible; el servicio Astra de autobús, que comenzará a funcionar este mes de julio; o las nuevas líneas regulares o trenes Avant, previstas para septiembre.

El presidente del PP en Castilla-La Mancha, Paco Núñez, aseguró que su partido «ha peleado y defendido» el ferrocarril convencional, pero el PSOE ha hecho «caso omiso», no solo a sus reivindicaciones sino a las del conjunto de los conquenses. Para Cristina Fuentes, portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Cuenca, «hoy es un día triste, de esos que te rompe por dentro».

Por último, el secretario general de CCOO en Castilla-La Mancha, Paco de la Rosa, afirmó que aún no está dicha «la última palabra», ya que el Ministerio debe responder a las alegaciones elaboradas por el sindicato y una docena de ayuntamientos en las que sostienen que las actuaciones encaminadas al cierre de la línea «se realizaron sin base legal, por lo que todo el expediente debe ser anulado».