La pequeña bodega conquense que devuelve la vida a uvas olvidadas en Castilla-La Mancha
La Niña de Cuenca, ubicada en el pueblo de Ledaña, se ha unido al vivero Vitis Navarra y al IRIAF-IVICAM para recuperar y obtener nuevos clones certificados para la elaboración de vinos finos de calidad de variedades autóctonas
Cuenca
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión«Somos de un lugar donde para hablar nos miramos a la cara; donde las grietas de las manos son los galones del oficio y las arrugas y las canas se llevan con orgullo, donde la vida pasa despacio y las horas las dicta el ... sol, donde no contamos años, contamos vendimias. Somos hijos, nietos y biznietos de agricultores que han cultivado viñas en estas tierras desde que el hombre es hombre. Hemos crecido en el campo, jugando con piedras y sarmientos, hemos llegado a casa con tierra en los bolsillos, los labios cortados por el frío y la cara quemada por el sol».
Esta, según se puede leer en su página web, es la carta de presentación de La Niña de Cuenca, una bodega que dos hermanos pusieron en marcha en 2016 en el pequeño pueblo de La Manchuela conquense que les vio nacer, Ledaña, donde adquirieron los viñedos de la familia de más de cien años de Bobal, la variedad típica de esta comarca. De ellos, Valentín y Lorenzo López Orozco, que así es como se llaman, extraen las mejores uvas para crear vinos artesanales, de producción limitada, fermentados y envejecidos en tinaja de barro.
«La filosofía de nuestra casa tiene como objetivo la recuperación viñas viejas, cultivándolas de manera ecológica, volviendo a los orígenes de las elaboraciones mas tradicionales, exaltando la autenticidad de las variedades autóctonas», afirma Lorenzo López Orozco, que precisamente informa a ABC del novedoso proyecto en el que se ha embarcado La Niña de Cuenca. La bodega ledañense y el vivero Vitis Navarra se han unido, junto con el Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla-La Mancha (IRIAF-IVICAM), se han unido en el Grupo Operativo (GO) Biovidman.
I+D aplicada a los viejos viñedos: un proyecto para recuperar biotipos autóctonos de variedades de vid
ABCVitis Navarra, la bodega La Niña de Cuenca y el IRIAF-IVICAM participan en esta iniciativa, de la que el joven agricultor y socio fundador de La Niña de Cuenca, Lorenzo A. López Orozco, está al cargo de la coordinación técnica
Lorenzo explica que, en su origen, este grupo de trabajo nació para seleccionar un clon de la variedad Bobal de grano menudo, racimo suelto y resistente a la marchitez fisiológica. Para ello, explica, estuvieron recogiendo clones de esta variedad por los viñedos viejos de Castilla La Mancha, de donde se obtuvieron más de noventa biotipos diferentes libres de virus y listos para su estudio. Pero por el camino, en esos viñedos viejos, se fueron recogiendo clones de otras variedades minoritarias de la región, como la Albilla, Moravia agria, Tinto Fragoso, Tardana, … Así hasta un total de veintiuna variedades minoritarias.
De este modo, apunta López Orozco, el proyecto acabó derivando en la obtención y conservación de biotipos de esas variedades junto con la Bobal, con el fin de obtener clones para la elaboración de vinos finos y, a su vez, para conservar el material genético. «Hay que pensar que este proyecto comienza ahora una fase de tres años; en la que ya hemos plantado parte del campo de experimental, luego hay que dar tiempo a que esas vides comiencen a dar sus frutos y podamos elaborar esos primeros vinos para su estudio, para que al final, determinar cuál de ellos aspira a tener esa calidad que al beberlo te pellizque el corazón y haga de él un vino inmortal, entonces sabremos que todo el esfuerzo de años, habrá merecido la pena«, subraya.
«Empezar algo que sabes que continuarán las siguientes generaciones es algo apasionante y en este tiempo donde reina la inmediatez, poder formar parte de proyectos así, hace que nuestro trabajo cobre sentido. Para nosotros, tener una bodega es algo más que hacer vino, nos exige una responsabilidad con la tierra, el viñedo y el medio ambiente. Por ello, en este proyecto, nuestra misión ahora es aprender por el camino y mostrarle al mundo la diversidad varietal que tenemos y la singularidad de nuestros vinos», asegura el responsable de este proyecto y de la bodega conquense.
En esta línea, una de las señas de identidad de La Niña de Cuenca es el uso de tinajas de barro para la elaboración de sus vinos. «La esencia de un pueblo son sus tradiciones; y es bien sabido que en La Manchuela, en todas las casas había tinajas para el vino«, recuerda López Orozco, que destaca que cuando comenzaron en 2016, nacieron con una »filosofía clara de respeto a la tradiciones, a la uva y al medio ambiente«.
«La tinaja -asegura- nos permite conectarnos con el pasado, para elaborar vinos de futuro. El barro respeta la fruta, no aportando sabores y aromas ajenos, permitiendo una evolución durante su crianza, obteniéndose así vinos que reflejan muy bien la mineralidad y el origen del suelo, la influencia del clima y cualquier aspecto que haya influido en la añada. Así, aunque procedan de las mismas parcelas, nuestros vinos son diferentes cada año«.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete