Luis García Jambrina: «Hoy harían falta muchos Unamunos, pero yo al menos me conformaría con uno»

El escritor, profesor y doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca participará, a las 19.00 horas, en una mesa titulada 'Novela negra histórica y cervantina' junto con Alfonso Mateo Sagasta y David Torres. Autores que, de alguna manera, han recuperado la figura de Cervantes y el Quijote, incorporándolos en sus novelas desde el respeto y gusto por la historia, el misterio y el punto crítico de la novela negra.

Con 'El primer caso de Unamuno', García Jambrina inicia una nueva serie dentro de este género que mezcla la novela negra e histórica, algo que ya hace con su otra saga protagonizada por Fernando de Rojas, convirtiendo en este caso al que fuera rector de la Universidad de Salamanca en un «detective andante», como él mismo lo ha denominado.

Noticia Relacionada

Mancha Negra vuelve a reunir a las 'mentes más oscuras' del 'noir' del 8 al 11 de mayo en Ciudad Real

Mariano Cebrián

En su quinta edición se darán cita algunos de los más grandes autores como Rosa Ribas, Víctor del Árbol o Carlos Salem, entre otros. Se recupera la velada poética, hay una mesa cervantina e indaga en los 'aprovechaos' del ocultismo

-¿Cómo se le ocurrió convertir a Miguel de Unamuno en un «detective andante» en homaneje a Sherlock Holmes y don Quijote?

-Ver a Unamuno como detective puede chocar, pero los lectores me dicen que, según van leyendo, les parece algo natural porque él siempre luchó por las causas sociales y defendió a los que consideraba inocentes, que muchas veces fueron condenados o perseguidos por la justicia. Todas esas cosas son las que me llevaron un poco a convertirlo en detective, teniendo además como referente a esos dos grandes personajes de la literatura universal a los que te has referido y que son, si te das cuenta, los dos más conocidos en todo en todo el mundo. Uno en lo que es la literatura de corte más popular y el otro en la literatura culta y clásica. Yo creo que Unamuno tiene mucho de los dos, pero especialmente de don Quijote, porque él siempre decía que lo que hacía era quijotadas. Y lo que hacen la novela es una quijotada ¿no? 'Desfacer' entuertos lanzándose a investigar un crimen y enfrentándose a todo el mundo para tratar de defender a unos inocentes y para quitarse de encima esas acusaciones de haber instigado el crimen.

-Este personaje, uno de los grandes intelectuales del último siglo en España, tiene un elevado concepto de la libertad y de la justicia y, de hecho, su lema era: «Primero la verdad que la paz». ¿No le parecen malos tiempos para estas dos premisas?

-Sí, sí. Está todo en contra de esas dos premisas. Fíjate que ese lema ahora cobra mucho más sentido que nunca. Esas eran las razones de la novela, ¿no? Un poco traer al presente la figura de Unamuno, uno de los grandes intelectuales españoles, seguramente el más importante de todo el siglo XX en el mundo hispano. Y, por supuesto y por otro lado, exponer cómo la paz está en entredicho y la verdad también, que incluso es perseguida. Por eso, nos falta gente como Unamuno que esté dispuesta, no sólo a buscar la verdad, sino luego a decirla y a expresarla contra viento y marea arriesgando incluso la vida o su trabajo.

-Resulta paradójico que Unamuno investigue una serie de asesinatos, pero aún se desconozca la verdadera causa de su muerte. Después de tantas teorías, como la que ofrece Manuel Menchón -con el que usted ha trabajado en el ensayo 'La doble muerte de Unamuno'- en su documental 'Palabras para un fin del mundo' (donde habla de su asesinato a manos de un falangista), ¿qué cree usted?

-Sí, efectivamente. De hecho, para mí hay una vinculación entre los dos libros, aunque sean de género muy diferente y uno trabaje con la realidad y el otro con la ficción. Cuando terminamos de escribir ese libro y se publicó, que tuvo mucha recepción, pues es cuando me empezó a rondar en serio la idea de convertir a Unamuno en el sujeto de la investigación. Por eso, estoy de acuerdo de que hay algo paradójico. Nosotros llegamos hasta donde podíamos llegar. No somos jueces ni forenses y no podemos hacer más, pero en ese libro desmontamos la versión oficial, que creo que ya es insostenible. Y, por otro lado, pusimos sobre la mesa un montón de información sobre las circunstancias que rodearon su muerte, que no son pruebas, pero sí son indicios. De hecho, hoy hay mucha gente en España a la que se la está condenando, a veces a grandes penas de prisión, solamente por indicios.

-Lo que no cambia, al igual que se ve en su novela, es que la riqueza y el poder siguen en manos de unos pocos, mientras que gran parte de la población se reparte las migajas. ¿Hacen faltas más Unamunos para denunciar injusticias y así despertar la conciencia de la sociedad?

-Hoy harían falta muchos Unamunos, pero yo al menos me conformaría con uno. Ahora mismo no hay intelectuales comprometidos. Todos actúan desde un polo, en una sociedad muy polarizada, pues hay dos polos y defienden claramente intereses. Y luego hay intelectuales defensores del poder, que ya es el colmo. Pero los que atacan al poder lo hacen generalmente desde la ideología o desde la postura contraria. Nos faltan personas insobornables como Unamuno, valientes, que no se casaban con nadie, y más ahora, aunque los asuntos que se retratan en la novela siguen vigentes ahora.

-En el trasfondo de la novela se ve uno de los problemas de los que adolece nuestra país, que es la despoblación. De hecho, Boada, el pueblo en el que transcurre parte de la novela, ha pasado de los mil habitantes a principios del siglo XX a los apenas trescientos en la actualidad.

-Elegí el caso Boada porque nos muestra, por un lado, la situación del campo, la cuestión agraria, y otro problema que tiene que ver con eso, que es el de la despoblación, que ahora está tan de actualidad, pero empezó hace más de 100 años, como vemos en la novela. Muchas aldeas, muchos pueblos de Salamanca y de otras provincias quedaron vacíos, despoblados, porque literalmente se echó a la gente. Si la gente no tiene tierras que cultivar, porque ocurrió eso que tú señalabas, que la propiedad estaba cada vez en menos manos, se produjo un fenómeno de privatización de la tierra, que además hace que la tierra pase de ser cultivable y agrícola a grandes dehesas para la cría de ganado, lo cual da menos trabajo y hay menos gente que trabaja. No deja nada para los que quieren, incluso trabajar de jornaleros. Esa es la realidad que a Unamuno, pese a tener su cargo de rector, le preocupó y por lo que le cesaron en el rectorado.

-¿Cree que hay alguna esperanza o solución para esto que usted llama «la España desahuciada»?

-Quiero creer que soluciones podría haberlas, lo que no hay es voluntad de arreglarlo. Hablan mucho de esto, y como siempre se hacen parches. En este país se cree siempre que por promulgar una ley ya está arreglado el problema, y generalmente no es así. Si las leyes no van acompañadas de presupuestos, si no van acompañadas de un plan, si no van acompañadas, además, por sanciones para quien no las cumpla, no sirven para nada.

Noticia Relacionada

«Tomando un vino, daría las gracias a Unamuno por su valentía al defender la libertad del individuo»

Manuel Moreno

Eugenio Luján, especialista en su obra, asesora a un nieto del pensador en el discurso que leerá en la Universidad de Salamanca el 6 de marzo, durante el acto en el que don Miguel será investido doctor 'honoris causa'

-Pese a algunos ataques que recibe la novela negra por ser un género menor, según algunos, ahora mismo es la que tiene más tirón entre muchos lectores en España y otros países. ¿A qué cree que se debe ese éxito de unos años a esta parte?

-En años anteriores competían la novela histórica y la novela negra, pero en los últimos años la mayoría de lectores se han decantado más por la segunda. En este género se está publicando demasiado. Yo, que voy a muchos festivales de novela negra, a veces, y esto sí que tengo que decirlo, veo gente que no ha leído nada. Ya no te digo novela negra, es que no ha leído nada. Gente absolutamente iletrada que escribe novela negra, porque ha visto películas, ha visto series de televisión, hay unas temáticas y unos tópicos, los adaptamos a España, y con eso es suficiente. Eso es lo que lleva aparejado el éxito de un tipo de novela, que se apunta mucha gente a ese carro y la verdad es que a veces da un poco de vergüenza ajena escuchar a ciertos autores y autoras hablando de sus libros. Esto lo que se llama es morir de éxito.

-Atendiendo al título de su novela, 'El primer caso de Unamuno', que supongo que no será casual, ¿quiere ello decir que será la primera de una serie y, si es así, cuándo veremos la siguiente entrega?

-Sí, no es casual. Está muy meditado, muy pensado. A ver, en este caso, el proyecto que yo tengo en mente, desde el primer momento, es hacer una serie de novelas en torno a Unamuno. En una época además como la que él vivió, en el primer tercio del siglo XX, fue un periodo en el que pasaron muchísimas cosas en España y en Europa, y en la mayoría de ellas tuvo algo que ver él. Por eso, necesito una serie de novelas para ir contando, primero, desplegando el personaje, y luego un poco dando cuenta de esa época. Voy a situar cada novela en un momento diferente de la vida y la historia de España, y vamos a ir viendo un poco cómo va evolucionando nuestro protagonista, hasta llegar a la Guerra Civil. En principio, lo que tengo previsto son cinco novelas en total, y luego ya veremos, pero ahora estoy terminando de escribir otra nueva novela de la serie de Fernando de Rojas, que verá la luz en los primeros meses del año que viene, y el siguiente caso de Unamuno saldrá en los primeros meses del 2026. Tengo ganas, la verdad, de volver a él, porque es un personaje con el que me identifico mucho y, además, me siento muy cómodo.