Suscríbete
Pásate a Premium

Juana, la reina toledana víctima del machismo que no estaba tan loca

La doctora en Historia Moderna María Lara presenta su nuevo libro, 'Juana I, la reina cuerda'

La respuesta al misterio histórico, ¿estaba Juana de Castilla loca o secuestrada?

Doña Juana «a Loca (1877), de Francisco Pradilla Museo del Prado
Mariano Cebrián

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Juana I de Castilla, llamada «la Loca» (Toledo, 6 de noviembre de 1479-Tordesillas, 12 de abril de 1555),2 fue reina de Castilla de 1504 a 1555, y de Aragón y Navarra, desde 1516 hasta 1555, si bien desde 1506 no ejerció ningún poder efectivo y a partir de 1509 vivió encerrada en Tordesillas, primero por orden de su padre, Fernando el Católico, y después por orden de su hijo, el rey Carlos I.

Sin buscarlo, Juana fue en el tablero un peón movido a su antojo por su padre, Fernando, por su esposo, Felipe, y por su hijo, Carlos. Dicen que detrás de la historia del ajedrez, traído a la Península Ibérica por los musulmanes, se esconde enigmáticamente la figura de su madre, la Dama. Isabel designó a Juana como heredera en su testamento, aunque en la práctica se hizo caso omiso a su mandato.

La doctora en Historia Moderna María Lara (Guadalajara, 1981) reconstruye en 'Juana I, la reina cuerda' (Almuzara), con su hermana, la también historiadora Laura Lara, la vida cotidiana de esta figura, desde la pesquisa sobre su lugar de nacimiento hasta su ocaso un Viernes Santo después de haber sido tildada de hereje. Investigando en los archivos, la escritora se adentra en el universo emocional de Juana, la emperatriz a la que no se le reconoció el título, la mística que convivió con el cadáver de Felipe como llave para su libertad.

-¿Ha sido Juana I de Castilla uno de los personajes peor tratados, sino el que más?

-Efectivamente. En el siglo XXI, cuando todos debemos estar muy atentos y denunciar cualquier tipo de violencia o discriminación, sin embargo, se sigue perpetrando un ataque constante, a veces a conciencia, y en otros momentos de forma involuntaria, hacia una de las personas más incomprendidas de todos los tiempos. Hablamos de Juana «La Loca».

Las placas de las calles y plazas siguen recordando la demencia que se le atribuyó, clavando en el cemento del tercer milenio el rumor de su época, el Renacimiento, cuando a la vez que se estaba recuperando el saber de los antiguos, a ella se la arrinconaba del trono esgrimiendo su debilidad de carácter. Nadie de su ámbito familiar le dio la oportunidad de desarrollar su sensibilidad y de mostrar su recorrido como soberana. Su madre, Isabel, murió temiendo que a su hija la iban a gobernar, aunque dejó estipulado que para ella era el trono y, en lo sucesivo, solo un puñado de parientes la visitarían en el cautiverio en Tordesillas hasta su muerte, el Viernes Santo de 1555.

Juana fue víctima de su esposo, Felipe el Hermoso, que utilizó el arma de la seducción con otras damas delante de su propio rostro, de su padre, Fernando el Católico, que intentó dominarla y la mandó confinar, y de su hijo, Carlos V, que prefirió ser rey antes de tiempo (causando estupefacción en los concejos) y emperador a costa de las arcas de Castilla (suscitando el movimiento de las Comunidades). Estando Juana viva, su papel político se limitó a aparecer en las monedas con su hijo y en recibir, casi a escondidas, a los Comuneros en su reclusión en Tordesillas (Valladolid).

-¿Hasta qué punto se ha vilipendiado o caricaturizado su figura en épocas posteriores y por qué?

-Juana estaba llamada a ser la más feliz de las muchachas de su tiempo y se convirtió en protagonista de una tragedia, que habría resultado inimaginable centenares de años antes para los poetas griegos que cantaron las desgracias de Yocasta o de Antígona.

De Juana se ha explorado en todo caso el papel de víctima, aunque siempre se la ha responsabilizado de su propia coyuntura sin atisbo de compasión, por ello, en mi nuevo libro, Juana I, la reina cuerda, enfatizo su rol como heroína que, pese a las muchas barreras con que la acorralaron, dio ejemplo de resistencia.

En la historiografía hay poco lugar para la alabanza a su silueta, más allá de los años iniciales de su biografía, laguna que no deja de sorprender habida cuenta de la idealización inherente en las crónicas en todas las épocas hacia los gobernantes y las princesas. Además, aparte de la escasa conciencia de conservación documental, hubo destrucción premeditada de papeles.

Por ello, para escribir Juana I, la reina cuerda he cuestionado los testimonios de los cronistas del siglo XVI, los he situado en su contexto y he tratado de pensar qué haría cualquier persona en un marco tan complicado.

Investigando en las bibliotecas y en los archivos en España y en los viajes con Laura Lara (autora del prólogo) como Profesoras Erasmus Plus en Cerdeña, Suecia, Polonia, etc., he intentado reconstruir su vida. No obstante, los avances me han conducido a replantearme mi propio discurso, reescribiendo en el teclado los capítulos a medida que hallaba nuevas fuentes y me percataba de que los libros publicados desde inicios del siglo XVI hasta hoy, en buena parte, no hacen más que fijar y sellar el estereotipo de Juana como demente, repitiendo tópicos que perpetúan y no esclarecen los fundamentos de su actuación.

-¿Podría haberse deshecho de las ataduras de su encierro en Tordesillas si se hubiese sumado a la revuelta comunera?

-Sí, pero no quiso mover un dedo contra su hijo. Ella podría haber recuperado la libertad y la soberanía con los Comuneros, lo que pasa es que se antepusieron sus sentimientos de madre. El levantamiento comunero reconoció a doña Juana como reina en su protesta contra Carlos I.

Los vecinos de Tordesillas asaltaron la morada de la reina obligando al marqués de Denia a aceptar que una comisión hablara con Juana. Días después, en el mes de agosto de 1520, Padilla se entrevistó con la soberana, explicándole que la Junta de Ávila pretendía poner fin a los abusos cometidos por los flamencos.

El 26 de septiembre de 1520 los Comuneros aludieron a la importancia de que Juana recuperara la salud y organizaron procesiones en las ciudades y los pueblos bajo su control. Trataban de hacer méritos ante la reina, pero no conseguían la firma. A petición de Juana, expulsaron de su casa a los sirvientes más afines a Denia. Sin embargo, ella seguía sin firmar nada.

Finalmente se desencantaron unos de otros: Juana de los comuneros y estos de la reina. Ellos la habían liberado de sus malos criados, pero Juana no les allanaba el camino para depurar responsabilidades en Castilla.

Ejemplo de resiliencia

-Con la ola feminista que se vive en la actualidad, ¿no debería ser Juana una de las figuras a ensalzar como víctima del machismo imperante de su época?

-Por supuesto, hay que reparar la imagen de Juana: su marido no la respetó, su padre la ninguneó, su hijo no le dejó reinar en solitario. Una incoherencia por parte de Carlos V pues, cuando ella fallece, a los meses, él se retira a Yuste.

Sin haber cometido delito alguno, esta reina fue una prisionera a la que no se le contempló alivio. Contra Juana se ha cometido un delito colectivo. Fue víctima del machismo de personas concretas y la cuestión se ha prolongado en el tiempo, de manera que todavía se le sigue haciendo daño, a veces hay gente que nombra a Juana entre risas y su historia no fue una broma. Como señalaba Laura, todavía hay calles y plazas que se llaman «Doña Juana la Loca», resulta incongruente utilizar el doña y al lado un insulto.

Juana tenía un gran sentido del humor, era muy fuerte de carácter, no se asustaba ante las tormentas y los riesgos de naufragio, daba ánimos a todos, controlaba todas las facetas del saber, era música y políglota, fue la única maestra que tuvo su hija Catalina, a la que en todos los reinos querían como consorte, y lo más sorprendente es que, estando prisionera desde los 29 hasta los 75 años, Juana, la reina cuerda, nunca tuvo ninguna tentativa de suicidio. Realmente Juana podría dar hoy clases de autoayuda y resiliencia.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación