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DESASTRE DE BOLIDÉN

Doñana pasa página al vertido tóxico de Aznalcóllar veinte años después de la catástrofe

Los voluntarios que estaban en las marismas desde el primer día vuelven al lugar afectado por la rotura de la balsa de agua contaminada

Los flamencos levantan el vuelo en un espacio ahora completamente recuperado R. MAESTRE

ROMUALDO MAESTRE

María José Santana tenía 23 años el fatídico sábado 25 de abril de 1998. Estudiaba informática en la Universidad de Huelva. Nada más enterarse de la mayor catástrofe medioambiental de España, la rotura de la balsa de lodos tóxicos de ... las minas de Aznalcóllar , se presentó como voluntaria para ver qué se podía hacer. «Lo primero que hicimos fue venir al río Guadiamar a las puertas de Doñana, donde anida una gran parte de la avifauna del parque. Se hizo un silencio sepulcral. Nos miramos a la cara unos a otros y nos pusimos a llorar . Un olor fuerte a ácido lo inundaba todo. Yo no tenía formación en temas ecológicos, pero nos dijeron que salváramos los nidos y los polluelos, que buscáramos entre el lodo negro y recogiéramos todos los huevos que nos encontrásemos. Un fuerte pesimismo se apoderó de nosotros. Sentíamos en nuestras carnes el dolor de que lo que estaba pasando a nuestro patrimonio natural y lo dábamos todo por perdido».

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