El tren que tardó 112 años en recorrer sólo 118 kilómetros
Hace 75 años, el viejo proyecto de cruzar Sierra Morena cobró aire otra vez en vano
Javier Rubio
El cajón de las grandes infraestructuras de transporte en Andalucía está repleto de proyectos que nunca llegaron a materializarse: avanzaron a empujones de las «fuerzas vivas» de cada provincia, se discutieron, se plasmaron en papeles amarillentos... y nunca más se supo.
Exactamente eso pasó ... con el ferrocarril de Puertollano a Córdoba , una vieja aspiración que hace tres cuartos de siglo, en febrero de 1946, unió en su reclamación a las provincias de Ciudad Real, Córdoba, Sevilla y Huelva que veían en el trazado alternativo al desfiladero de Despeñaperros todas las ventajas que el Nuevo Acceso Ferroviario a Andalucía (Nafa) vendría a descubrir para los intereses de la defensa nacional cuatro décadas después con el Gobierno de Felipe González que trazó la línea del AVE.
Pero antes de que el tren francés atraviese los valles de los Pedroches (Córdoba) y Alcudia (Ciudad Real) a la alta velocidad que nos tiene acostumbrados, bueno será contemplar por la ventanilla el paisaje de 1946.
Lo primero que se aprecia es el telegrama que el gobernador civil de Sevilla, Fernando Coca de la Piñera, envió al ministro de Obras Públicas en Madrid: « Reunidos bajo mi presidencia alcalde de la ciudad, presidentes de la Diputación Provincial, Cámaras Comercio, Agrícola, Propiedad Urbana y Junta Obras Puerto, solicitamos con máximo interés ese ministerio la rápida terminación ferrocarril denominado Puertollano-Córdoba , paralizado desde avenimiento República, de grandísima importancia para esta región y para economía nacional: nos unimos a peticiones provincias Huelva, Córdoba, Ciudad Real, saludando V. E. respetuosamente» (sic).
Aquel ensayo «orgánico» bajo el franquismo de la representatividad de la plataforma «Sevilla Ya» en nuestros días obtuvo idéntico favor del Ministerio de turno: la línea de tren nunca llegó a construirse salvo unos cuarenta kilómetros en sus dos cabeceras.
Proyecto de 1880
El texto de la carta enviada al ministro Fernández-Ladreda incidía en el ahorro de 80 kilómetros sobre el trayecto existente por Jaén y las ventajas de ahorro de tiempo, desniveles y aumento de peso de los convoyes de mercancías que la utilizaran además de la salida de productos ganaderos del norte de Córdoba y mineros de la cuenca de Puertollano.
«La iniciativa de estas obras, la formación de su proyecto y el comienzo de ellas corresponde al periodo de la Dictadura del general Primo de Rivera. Sobre esta empresa, como sobre otras de igual interés, se dejó sentir la influencia negativa del periodo republicano », exaltaba en su misiva el gobernador Coca de la Piñera.
En realidad, el trazado del ferrocarril alternativo a Despeñaperros era algo anterior. Concretamente, de 1880, cuando el padre de José Canalejas encargó la redacción del proyecto. La concesión de la línea recayó en la Compañía de los Ferrocarriles de Ciudad Real a Badajoz y de Almorchón a las Minas de Carbón de Bélmez, que luego la traspasó a MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante) , pero se dejó caducar y perdió la fianza de 2,75 millones depositada para iniciar los trabajos.
Las aspiraciones de las provincias afectadas se mantuvieron durante la Restauración como da idea esta nota del periódico en mayo de 1912: « Los representantes en Cortes de las provincias andaluzas y varios comisionados de las mismas se reunirán hoy, a las once, en el Congreso, para acordar las gestiones que deben realizar a fin de conseguir la construcción del ferrocarril de Puertollano a Córdoba». En 1913, el ingeniero cordobés José Carbonell Morand retoma el proyecto, que las Cortes habían considerado de utilidad pública en junio de 1912 previa solicitud del ministro de Fomento, Miguel Villanueva, y aprobado finalmente en diciembre de 1915. El nuevo trazado acortaba en 118 kilómetros la distancia con Madrid.
Para el impulso que parecía decisivo hubo que esperar todavía diez años más. En 1926, bajo el directorio de Primo de Rivera, el conde de Guadalhorce, como ministro de Fomento , presentó un ambicioso plan ferroviario que incluía, entre otras, las líneas Madrid-Burgos; Baeza-Lérida pasando a Francia por Saint-Girons; Cuenca-Utiel; Zamora-Coruña; Algeciras-Cádiz; Villamartín-Jerez ; Talavera de la Reina-Guadalupe y Puertollano-Córdoba.
En el proyecto original, el de 1880, la línea pasaba por los pueblos de Mestanza, Ventillas, Fuencaliente en Ciudad Real y Conquista , Venta de Cardeña y Villanueva en la provincia de Córdoba. Desde ahí descendía por las hondonadas de los ríos Matapuercas, Varas y Guadalmellato hasta llegar a Alcolea, donde enlazaba con la línea original Sevilla-Madrid . El conde de Guadalhorce impulsó una variante a ese trayecto conectando con Marmolejo hasta Andújar por el valle del Jándula. Era el trazado aprobado en 1926.
Segunda República
A 31 de diciembre de 1929, el trazado no había avanzado mucho: de las 50.731.605 pesetas presupuestadas para construir la línea en 3 años , se habían ejecutado menos de 270.000 pesetas. Al advenimiento de la Segunda República, la construcción de hasta 24 tramos ferroviarios se había convertido en un problema: estaban pendientes de ejecución 650 millones de pesetas imputables al Estado: « Contrariando el criterio tradicional de la Administración española , la Dictadura acometió además la construcción de ferrocarriles por cuenta del Estado, cuyos gastos puso a la caja ferroviaria». «El inmenso coste de las líneas que el Estado construye por su cuenta» estaba en el meollo de la controversia en sentido contrario al vendaval nacionalizador que determinó el nacimiento de la Renfe en febrero de 1941.
En 1932, ya con el tercer Gobierno de la República presidido por Azaña asentado, el ministro de Obras Públicas Indalecio Prieto lo declaraba con rotundidad: « Ni un kilómetro más por cuenta del Estado ». El ministro de Justicia Álvaro Albornoz había firmado el decreto que sancionaron las Cortes derogando el decreto-ley de 5 de marzo de 1926 que impulsaba el plan urgente de ferrocarriles, entre ellos el Puertollano-Córdoba, en el que se llevaban invertidos 3,2 millones de pesetas.
Guerra Civil
Lógicamente, la Guerra Civil y la durísima posguerra impusieron una moratoria a cualquier decisión al respecto. El régimen de Franco sólo estuvo en condiciones de retomar la construcción de líneas de tren en 1943. Pero el decreto del 23 de julio sólo contempló los ramales de Madrid-Burgos, Zamora-La Coruña, Cuenca-Utiel y El Ferrol-Gijón arrinconando las expectativas de completar la obra del «vulgarmente llamado de Córdoba a Puertollano».
En 1946, el asunto vuelve a saltar a la palestra, impulsado desde Córdoba y Sevilla. El periodista Francisco Quesada arrancaba así su artículo en ABC hace 75 años: «Tenemos la evidencia de que si existe algún proyecto que haya batido todas las marcas de resistencia no puede ser otro que el del ferrocarril de Córdoba-Puertollano». Y remataba de esta otra manera: «En tan largo período de tiempo no hay más nota saliente que la tenacidad de los cordobeses y sevillanos, que no interrumpen sus gestiones hasta que adviene el Movimiento Nacional, y callan porque estiman que no hace falta operar cerca del Gobierno para que éste, que tanto se interesa por todos los asuntos nacionales, encauce el problema. Y en esto estamos. Porque tenemos la seguridad de que esta vez nuestras esperanzas no se traducirán en palabras vanas, sino en tangibles realidades».
Pero el franquismo también hizo oídos sordos a esta reclamación andaluza y las esperanzas volvieron a quedarse en palabras vanas . El informe del Banco Mundial que acompañaba los préstamos a los que accedió España para su Plan de Estabilización de 1959 le dieron la puntilla al proyecto, abandonado definitivamente desde entonces aunque todavía en 1967 el Consejo Económico Provincial (órgano de representación de los agentes sociales bajo el franquismo) de Ciudad Real pedía del «Poder Público» la terminación de la línea ferroviaria Córdoba-Puertollano, «cuyo proyecto, antiquísimo, ha sido objeto de inexplicables dilaciones en diversas épocas».
Por fin en 1992
Finalmente, el trazado se retomó, corregido, a finales de los años 80 como alternativa al paso de Despeñaperros, única vía de acceso por ferrocarril para los blindados de las unidades acorazadas acuarteladas en Madrid. El Gobierno de Felipe González determinó que se convirtiera en la primera línea de alta velocidad española. Había costado más de un siglo conectar Córdoba y Puertollano : 112 años para 118 kilómetros.
Todavía quedaban flecos, en Villanueva de Córdoba, por ejemplo. En 2013, manifestaciones multitudinarias reclamaron que los convoyes del AVE hicieran parada en su estación . Ocho décadas antes emprendieron una campaña para que el ferrocarril de Puertollano a Córdoba pasara por el pueblo, cosa que figuraba en el proyecto primitivo y se anulara la variante del conde de Guadalhorce por Marmolejo. La nota de ABC del 8 de febrero de 1930 terminaba donde acaban todas las reivindicaciones andaluzas, con autogobierno y sin él, con democracia o con dictadura, con monarquía o república: «Una comisión de vecinos irá a Madrid para apoyar la petición» .
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