El Ejecutivo andaluz excluye los toros de la ampliación de aforos para la cultura

El anuncio de Moreno Bonilla , separando al toreo de las diferentes actividades culturales de la región, topa contra la Ley 18/2013 , de 12 de noviembre, que declara la Tauromaquia como Patrimonio Cultural de España .

Tras preguntar ABC de Sevilla por la segregación de estas medidas, la Consejería de Salud ha señalado que «siempre se ha tratado de forma singular a los eventos taurinos, deportivos y culturales . Salud Pública tiene en cuenta, además del tipo de espacios, la actividad que se desarrolla y la interacción en los asistentes. Dicho esto, el Comité de Expertos ya evaluó la situación de los eventos taurinos en la anterior reunión, elevando los aforos».

La respuesta de la Consejería de Salud ahonda en la disociación entre eventos «taurinos» y «culturales» . Aunque bien es cierto que el pasado 31 de agosto , tras salir la comunidad del ‘riesgo extremo’, se anunció una leve ampliación en los aforos de los festejos taurinos; anulándose el polémico metro y medio de distanciamiento entre espectadores durante el nivel 3 de alerta sanitaria, pasando de un 50 a un 60 por ciento del aforo en nivel 2, y permitiendo hasta un 75 por ciento durante el nivel 1 de alerta sanitaria.

Al encontrarse ya la capital hispalense en nivel 1 de alerta sanitaria, la empresa Pagés sí que podría ampliar su aforo, pasando del actual 60 por ciento al límite máximo del 75 por ciento que permite la norma. La distinción que la Junta de Andalucía realiza entre los espectáculos «taurinos y culturales» impedirá que la empresa comandada por Ramón Valencia pueda ofertar unas 2.750 localidades cada tarde , que rondarían las 40.000 entradas en el cómputo total de la inminente Feria de San Miguel , que está programada con un total de catorce festejos .

El empresario de la Plaza de Toros de Sevilla, Ramón Valencia , advirtió la pasada semana en un encuentro con los medios que estas modificaciones intempestivas de los aforos no eran positivas para el espectáculo porque se anulaban varios ‘no hay billetes’ que ya tenían asegurados, dejándole un escaso margen para volver a comunicar la disponibilidad de boletaje, así como lograr su venta.