El coronavirus no frena el éxodo andaluz a la vendimia francesa
Más de 11.000 jornaleros vacunados o con PCR negativa trabajarán en la recolección de la uva. La comunidad autónoma aporta el 75 por ciento de los españoles que viajan al país vecino como temporeros
Javier López
Carlos Cano, introductor de la sociología andaluza en la copla, relató en una de ellas que cuando el verano declina la gente en los vagones a aprender idiomas va. Compuesta en 1977, su mensaje migratorio no ha perdido vigencia: este año se desplazan ... hasta Francia para participar en la campaña de la vendimia más de 11.000 andaluces. A diferencia de entonces, para trabajar deben estar vacunados contra el coronavirus o presentar una PCR negativa.
En 2020, año I del Covid, bastó un documento de buena voluntad de los vendimiadores españoles para que los patronos franceses les permitieran el acceso a sus vides. En esta ocasión los jornaleros tendrán que acreditar que se han vacunado o, en su defecto, que se han contagiado hace menos de seis meses y ahora están libres del patógeno. La directriz para el retorno no contempla la realización de test, por lo que el sindicato Comisiones Obreras lo pedirá para evitar que se repitan casos como el brote de coronavirus que el año pasado afectó a una familia de vendimiadores que regresaban con el octavo pasajero a Valdepeñas de Jaén , uno de los municipios andaluces que tradicionalmente aporta más jornaleros a los tajos franceses.
Andalucía copa el 75 % de los puestos de trabajo temporeros durante la campaña francesa. Le sigue la Comunidad Valenciana, desde la que se desplazan en torno a 1.000 personas.
El primer contingente importante de vendimiadores parte desde la ciudad jiennense de Bailén mañana hasta diversas zonas agrícolas del sur de Francia, si bien al retrasarse las labores de recolección el grueso de los trabajadores se desplazarán en autobús entre el 2 y el 3 de septiembre. Provienen sobre todo de las provincias de Jaén y Granada, que aportan cada una de ellas 4.000 jornaleros.
La cifra, similar a la del año pasado, acredita la querencia de los viticultores galos por los trabajadores andaluces. A pesar de la competencia de los jornaleros de otros países, los patronos franceses apuestan por vendimiadores cualificados. Para Comisiones Obreras resulta una elección natural. Si durante décadas han sido la mano de obra escogida es porque realizan espléndidamente su labor, asegura en este sentido Mariano Chinchilla, responsable del sector de industria del sindicato.
Pluses y horas extra
Chinchilla hace hincapié también en el quid pro quo, en la reciprocidad gala. A cambio de su buen trabajo los vendimiadores andaluces reciben un salario digno y una serie de pluses, inherentes a la idiosincrasia laboral francesa, donde en el ámbito agrario el marco es mejor que el español para el trabajador. En este sentido, el dirigente resalta que patrones galos no escatiman el pago de las horas extras o el derivado de vendimiar durante los fines de semana a los trabajadores con contrato, que son todos.
Los cortadores cobran el salario mínimo francés, estipulado en 10,25 euros por hora de trabajo. Hay trabajadores de otras categorías que perciben 14,50 euros a la hora. Sumadas las horas extras y el trabajo en fin de semana, la cantidad media que percibe un trabajador andaluz por 20 días de trabajo oscila entre 1.200 y 1.500 euros.
Comisiones Obreras resalta al respecto que el sistema de contratación de los vendimiadores españoles está muy bien organizado. Antes de partir hacia los tajos los jornaleros cuentan con su contrato en regla y conocen las condiciones en las que trabajarán y los beneficios adicionales establecidos en la normativa francesa. Y saben también que allí los patronos no conculcan la legalidad laboral. «Deberían de tomar ejemplo en España», remarca Chinchilla.
35 horas a la semana
La diferencia entre ambas campañas explica que apenas haya ofertas de empleo para la frances a, que cuenta año tras año prácticamente con los mismos vendimiadores, quienes trabajan 35 horas semanales y perciben una ayuda adicional a partir del segundo hijo, que se incrementa en función al número de descendientes . Además, en algunas explotaciones los patronos pagan parte de la manutención y en la mayoría el alojamiento es gratuito.
Una vez en los tajos la mayor parte de los vendimiadores realizan labores de cortador, que llevan a cabo con tijeras podadoras , en hileras y por parejas. Otros trabajan como porteadores, con un cesto asido a la espalda en el que los que cortan depositan la uva, que a su vez es arrojada al remolque . También hay puestos para conductores de tractor, si bien este trabajo lo realizan generalmente empleados franceses.
Respecto a las zonas vitivinícolas a las que se desplazan los jornaleros andaluces, la principal es la de Languedoc-Roussillón, fronteriza con Cataluña, cuyos principales departamentos son Montpellier, Perpiñán y Carcasona . En ellas trabajan durante la recolección alrededor de 20.000 personas. Otras áreas del país en las que también recalan vendimiadores de la comunidad autónoma son Burdeos-Aquitania, Borgoña, Champagne y Alsacia .
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