Un Vado de Quema sin apenas agua recibe a los primeros rocieros

Cuando se acercaban los peregrinos al lugar, se encontraban con mucho fango de las últimas lluvias producidas en la madrugada de este martes y en las anteriores jornadas. La primera corporación en pasar fue Málaga La Caleta, la cual se acercó primero al monumento a la Blanca Paloma que hay en el Vado. Allí se escucharon varios vivas ante hermanos de la filial de Aználcazar, municipio al que pertenece esta parte del río.

Estos peregrinos fueron los primeros que bajaron la cuesta hasta el cauce y, a pesar de los enormes cantos, pudieron pasar caballos, bueyes y mulas sin problemas. Hubo rezos, plegarias y muchos cantes justo detrás de la carreta de plata del simpecado, el cual estaba protegido por un plástico. Luego, los rocieros aprovecharon algunos charcos que había en el Vado del Quema para los bautizos, uno de los momentos más íntimos de la peregrinación.

Un grupo de hermanos de Málaga La Caleta arroparon a unos pequeños para que el hermano mayor le dedicara unas palabras y los bautizara con el resto de medallas de la filial de la capital de la Costa del Sol. Al finalizar el rito, se aplaudía y aparecían las primeras emociones en los ojos de los rocieros.

Después, salieron más lágrimas de unas jóvenes a las que llamaron 'Lucero del camino' y 'Alba del camino' mientras le recordaban a una de ellas la fe y la devoción que había tenido su abuelo por la Virgen y que había contagiado a decenas de peregrinos que acompañan a la carreta del simpecado malagueño. Éstas jóvenes se comenzaron a abrazar tras este momento simbólico para muchas personas que comienzan a vivir la romería intensamente.

Al mismo tiempo, se producían otras reuniones en el Vado de Quema donde se producía el mismo rito: se recogían las medallas de los hermanos, se dedicaba unas palabras al romero que se iba a bautizar y se hacía la ceremonia entre abrazos y besos de unos peregrinos. Entre las emociones, salía el alcalde de carretas apuntando que venía la siguiente filial y que no se podía perder el tiempo.

Los carros con las mulas y la carreta proseguía su camino mientras que la hermandad de Lucena ya estaba rezando ante el monumento de la Virgen del Rocío. A algunos rezagados, el alcalde de carretas de la filial lucentina les señaló «venga ligerito, por favor» mientras la caballería bajaba por la cuesta y el tamborilero no cesaba su música.

Éste animó a todo el grupo de romeros que estaba situado detrás de la carreta a bailar y a tocar las palmas al llegar al cauce seco. La flauta no paraba en ningún momento y se entonó el 'Te saludamos Blanca Paloma' cuando el hermano mayor comenzó a lanzar vivas desde su caballo. En ese momento, se vivía una de las imágenes más clásicas de esta fiesta con todos los carros y caballos en torno al simpecado de la Virgen del Rocío, un cuadro que podría verse en cualquier museo.

Al mismo tiempo, otras dos filiales llegaban al entorno del Vado de Quema: Málaga y Torremolinos. Ésta última se estrena como corporación y hace su primer camino con una carreta de madera pintada blanco y celeste con su madrina, la hermandad malagueña. Los romeros de ambas se acercaron al monumentos junto con otros peregrinos de la Costa del Sol como son de Torre del Mar y Rincón de la Victoria.

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Otra imagen para el recuerdo es cómo avanzan los dos simpecados entre un mar de pinos de color verde oscuro y con un cielo plomizo que amenazaba agua pero que, al final, respetó a unos romeros que, tras el rezo del Ángelus, buscaban el sesteo en Pozo Culebras antes de buscar el próximo hito del camino: la presentación ante la hermandad de Villamanrique y esos siete escalones que llevan hasta la puerta de la parroquia de Santa María Magdalena del municipio manriqueño.