Los Reyes Magos vuelven a llenar las calles de Málaga de ilusión, pese a la pandemia

El cortejo real se puso en marcha a las puertas del Ayuntamiento a las 18.00 horas, pero no fue el recorrido habitual que tuvieron antes de que el coronavirus suspendiera la tradición. Este año el recorrido se ha adaptado para evitar la propagación del virus. Sólo las vías más anchas y amplias de la ciudad acogieron la comitiva mientras caía la tarde cerca del mar .

Se ideó de esta forma para evitar aglomeraciones cerca de las 13 carrozas del cortejo , en el que se ha contado con una decena de grupos musicales y de animación. El público esperó en las sillas separadas de dos en dos y a un metro y medio de distancia . Sentados en el Paseo del Parque y la Alameda Principal, de pie en el resto del recorrido, esperaron para ver volar los caramelos como antes de la pandemia.

Fue un halo de ilusión de una vuelta a la normalidad, ahora que los contagios se vuelven a disparar en una sexta ola del virus. Misma ilusión en la calle que se vivió en ciudades como Estepona, donde se dispuso un dispositivo especial de seguridad con un amplio despliegue de proyección civil para evitar aglomeración.

Parecidos fueron los montajes de Ronda o Antequera, donde Sus Majestades también volvieron a la calle , después de no poder subirse a sus carrozas el año pasado, cuando la segunda ola de la pandemia y la cepa británica golpeaban con dureza la Costa del Sol.

En otros lugares como Torremolinos, Vélez-Málaga, Marbella, Mijas o Benalmádena, Sus Majestades llegaron en helicóptero para ser recibidos por los respectivos alcaldes. Tras esto, se presentaron ante los más pequeños, para luego situarse en lo que se ha llamado una 'cabalgata estática' .

En estos municipios, los niños eran los que pasaban ante las carrozas de Sus Majestades . Lo hacían en un entorno de fiesta con la visita de personajes como Mickey o la Patrulla Canina. Plazas y explanadas que se llenaron de ilusión, mientras hacían cola para pasar por delante los Reyes a recoger un pequeño regalo y un saludo, mientras se marchaban a casa, hechos un manojo de nervios, para esperar para despertarse y abrir los regalos.