El alcalde «24 horas» tendrá que dedicar alguna a pactar

El éxito político de De la Torre radica, según coinciden tanto compañeros de filas como adversarios, en su gran capacidad de trabajo , que le hace estar un poco en todos los sitios, y en su facilidad para mostrar un perfil de político honrado y defensor de su ciudad por encima de las siglas. Es habitual que se conozca cada calle de su ciudad y cada cifra del presupuesto del ayuntamiento, para desesperación de algunos y admiración de otros. También se dice que su afán por agradar a todos le lleva a complicadas situaciones, como cuando acude en un mismo día a tres comidas distintas y toma en cada una de ellas un plato. Saluda a todos, a muchos por su nombre, y sigue su camino.

Se dice que el poder interno de los alcaldes en los partidos es muy grande y ello se constata en este político que de vez en cuando contradice a sus superiores y sale indemne de las batallas. No en vano, hace ahora un año que De la Torre decidió mantener en vilo al partido alargando su decisión final de presentarse a unas nuevas elecciones. Su última refriega ha sido oponerse a la limitación de mandatos que propugna el presidente provincial, Elías Bendodo. Sus peleas políticas con la Junta le han granjeado muchas simpatías internas, aunque ello ha impedido ejecutar con rapidez algunos proyectos vitales para la ciudad. Un ejemplo de ello ha sido el metro de Málaga , enfrascado en múltiples debates y al que ha vuelto ahora a dar una nueva vuelta en esta campaña. Las apuestas tecnológica y cultural han sido sus grandes aciertos, así como reconocer que la limpieza de Málaga merece ser repensada entre todos al inicio del próximo mandato.