CENTENARIO DE LA CORONACIÓN CANÓNICA
La Virgen del Rocío: Remembranzas del siglo pasado para la Blanca Paloma
La Virgen del Rocío amanece ataviada tal y como lucía hace cien años en el día de su Coronación Canónica
A primera hora de la mañana se abrían las puertas del Santuario de la Virgen del Rocío y los almonteños y rocieros más madrugadores encontraban ante sí una estampa centenaria que hacía brotar las lágrimas de todos los presentes en el interior ... del templo. En la pasada noche, las hermanas camaristas de la Hermandad Matriz procedieron a vestir a la Patrona de Almonte que ha amanecido ataviada ya para su salida extraordinaria con motivo del Centenario de la Coronación Canónica , una procesión que tendrá lugar el próximo fin de semana.
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La Blanca Paloma luce el traje de los Montpensier, donado por la condesa de París, Isabel Francisca de Orleans y Borbón, el rostrillo de Muñoz y Pabón, las ráfagas de puntas de martillo, además de la corona de la coronación , realizada con las donaciones de los rocieros de principios del siglo XX. Acompañan al vestido flores de talco esmaltadas en violeta al igual que en las esquinas del paso.
Destacan sobremanera en el conjunto, adosadas al palio, las bambalinas realizadas por el bordador Fernando Calderón – que en la actualidad confecciona el traje de la Coronación que la Virgen del Rocío lucirá en su salida procesional del Lunes de Pentecostés de 2019 -, cuyo tejido reproduce un dibujo del siglo XVIII llamado modelo San Felipe, compuesto por espigas de trigo y un entramado variado de flores silvestres. El trabajo del artista jerezano muestra una gran variedad de elementos decorativos que rememora estampas de la Blanca Paloma propias de finales del siglo XIX.
La Virgen también luce algunos estrenos donados para la ocasión por vecinos almonteños . Entre ellas, un broche con el escudo pontificio de San Juan Pablo II - en recuerdo de su visita a la aldea del Rocío hace ya 25 años -, en el que aparece la frase que pronunció desde el balcón del Santuario: «Que todo el mundo sea rociero». También porta la imagen un imperdible de oro e incrustación de piedras rojas y verdes con la forma del anagrama de María, rematado con la corona real, a semejanza del que luce el simpecado de la Matriz almonteña.
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